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MURIÓ GORDON LIGHTFOOT, EL MÁS GRANDE TROVADOR CANADIENSE

SU CARRERA ES UNA ANTOLOGÍA DEL MEJOR COUNTRY-FOLK

 

CON LAS BOTAS PUESTAS / MANOLO FERNÁNDEZ

Eran las 7,30 de la tarde del 1 de mayo, cuando Gordon Lightfoot moría en el Sunnybrook Hospital de Toronto, en la provincia de Ontario, por causas naturales. En 2002, estuvo en coma durante seis semanas debido a una enfermedad abdominal y en 2006, sufrió un derrame cerebral que le imposibilitó usar dos dedos de su mano derecha. El pasado mes se había visto obligado a cancelar los conciertos que tenía previstos para este año por problemas de salud.

Gordon Meredith Laighfoot, su nombre completo, el más grande trovador canadiense de todos los tiempos había nacido 84 años atrás en el Lake Simcoe, de la ciudad de Orillia, también en Ontario. El director de su escuela elemental estaba impresionado por sus habilidades vocales, con las que ganó algunos concursos y muy pronto su pequeña localidad le resultó insuficiente. Marchó al sur de California para ingresar en el Westlake College, especializado en teoría de jazz, orquestación y armonía. Tras 14 meses de estudios, regresó a casa trabajando como copista musical mientras componía piezas románticas de jazz y empezaba a tocar la guitarra inspirándose en Pete Seeger y Bob Gibson. Apareció en clubs locales junto a Terry Whelan bajo el nombre de The Two Tones, teniendo una cierta repercusión en 1960 con el que sería su primer single,“(Remember Me) I’m The One”, para Chateau Records.

Su encuentro en un café de Toronto con Ian & Sylvia  le sirvió para entender como ensamblar folk y country. El entonces matrimonio Tyson tenían como manager a Albert Grossman, y su siguiente descubrimiento sería la música de Bob Dylan, a quien Grossman también representaba. La pareja decidió grabar “For Lovin’ Me” y “Early Morning Rain”. Esta última interesó también Peter, Paul & Mary y Lightfoot firmó con el manager, reclutó a Red Shea como guitarrista y a John Stockfish y fichó por United Artist, con quienes editó cinco álbumes que suponen una antología del country‑folk de los años 60.

En el 65, Marty Robbins había alcanzado el No.1 de country con “Ribbon Of Darkness” y el canadiense consiguió el primero de los premios Juno, equivalente al Grammy para la industria musical canadiense. Por entonces, su alta consideración como compositor se despeja cuando también Johnny Cash, Judy Collins o George Hamilton IV graban sus canciones. A partir de su segundo álbum sus discos se conforman con temas propios que traen ecos de la belleza de su tierra natal.  En Enero de 1966 Lightfoot publicó su primer álbum, que llevaba simplemente su apellido en el título, y se desnudaba como un nuevo juglar canadiense con una extraordinaria capacidad para componer bellísimas canciones.

En 1970 se mudó a Reprise Records, subsidiaria de Warner, que fue donde continuaría toda su larga andadura de álbumes indispensables, casi todos ellos editados en nuestro país en su momento, con excepciones como las de Don Quixote (1972), ridículamente prohibido en España por el título de la canción que le daba nombre. Sus actuaciones se iban incrementando exponencialmente, aunque tan solo utilizaba instrumentos acústicos e incorporaba la batería de Jim Gordon exclusivamente en las grabaciones. A finales de Junio de 1974, “Sundown”, publicada en single, llegó al No.1 de las listas de pop de Estados Unidos suponiendo su única visita a la cima y su mayor reconocimiento a nivel popular.

La voz de Gordon Lightfoot fue el complemento perfecto para sus canciones, siempre derivadas al espíritu de su Canadá natal, su historia, sus paisajes y sus gentes. Un recorrido de más de 60 años por las esencias de la música tradicional con muestras tan versátiles como “Summer Side of Life” , grabado en Nashville y uno de sus registros más marcadamente vaqueros; “Miguel” , una de las composiciones inolvidables, o “The Wreck of the Edmund Fitzgerald”, contando la historia del hundimiento de un barco del mismo nombre ocurrido en el Lago Superior. Rod Stewart y su “Tonight’s The Night” impideron que aquella obra maestra llegara al primer puesto.

También son irrenunciables piezas como “The Way I Feel”, “Steel Rail Blues”“If You Could Read My Mind”, “Rainy Day People”, “Alberta Bound”, “Carefree Highway” o “Canadian Railroad Trilogy”. Son distintas tinturas en una paleta común que han dado color y brillantez a la música más enraizada de su tierra con relatos sobre las relaciones personales y la soledad, el anhelo por buscar nuevas aventuras y la capacidad de recordar con una voz siempre llena de emoción algunos sucesos comunes a sus paisanos arropados por un par de guitarras acústicas de 12 cuerdas y un contrabajo. Fue un poeta que cantó sobre la soledad, las relaciones problemáticas, el ansia de vagar y la majestuosidad del paisaje canadiense.

Su último álbum apareció en 2020 y se tituló simplemente Solo. Eran maquetas que Gordon Lightfoot descubrió a comienzos de este siglo y que el músico canadiense quiso recuperar. Su primitiva intención fue la de reescribir algunas de ellas y arreglarlas, pero decidió presentarlas tan desnudas como cuando las creó y las grabó con su voz y su guitarra.

Algunos de sus compatriotas han querido seguir su ejemplo, pero sólo ha existido uno como él.