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José Ignacio Lapido, rock and roll en un claustro del siglo XVI

Nos reunimos con el músico granadino para repasar sus 25 años de carrera en solitario

 

JAVI TEJERO

El músico y compositor granadino José Ignacio Lapido cumple 25 años de carrera en solitario, una aventura que arrancó en 1999 con Ladridos del Perro Mágico, disco que se reedita con motivo del aniversario después de mucho tiempo descatalogado.

Toda una vida de rock and roll, comenzando en los primeros años 80 con su primera formación, Al-Dar. Después fundaría uno de los grupos más prestigiosos del rock español, 091. Tras su disolución en 1996, decide erigirse en líder de su propio proyecto, poniendo su nombre y su voz a sus canciones. Poco a poco, librando batallas diarias, ha ido consolidando su posición y prestigio, siendo considerado uno de los mejores letristas nacionales. Afronta este cuarto de siglo en plena forma, con más seguridad que nunca y con el aplomo que otorga la madurez. Para celebrarlo ha agotado las entradas para su concierto del sábado 14 de diciembre en el teatro de CajaGranada, pero han sacado nueva fecha, 13 de diciembre, para no dejar a nadie sin participar en la fiesta.

 

Hablamos de todo este periplo y de diversos temas en el claustro de un convento del siglo XVI sito en pleno centro de Granada, convertido desde hace tiempo en hotel de lujo y donde se hospedó Bruce Springsteen la última vez que actuó en la capital nazarí. Son las 10 de la mañana, el otoño comienza a embellecer la ciudad y apetece tomar un café para charlar sobre lo humano y lo divino.

 

J. T. Me parece curioso que hayamos quedado un 1 de octubre, porque tu música siempre me ha parecido muy otoñal.

J. I. L. Pues nunca me lo había planteado, la verdad, si es otoñal. Veraniega desde luego no es (risas), si entendemos por música veraniega lo que todos tenemos en mente. Bueno, la música tiene esa capacidad de sugerir estados de ánimo y siempre asociamos esos estados a las estaciones del año. Parece que el otoño va asociado con cierta languidez, por la caída de las hojas, los días que se acortan… En ese sentido posiblemente mis canciones no sean tan luminosas como una mañana de verano, pero tienen cierta luz… estroboscópica (risas).

 

«Cuando uno empieza una etapa no se plantea cómo va a ser equis años después, yo estaba preocupado por iniciar una etapa que para mí era un salto al vacío»

 

Tras 25 años de carrera, cuando iniciaste este proyecto no sé si imaginabas llegar hasta aquí y llenando un teatro para celebrarlo.

Cuando uno empieza una etapa no se plantea cómo va a ser equis años después, yo estaba preocupado por iniciar una etapa que para mí era un salto al vacío. Yo ya llevaba una larga trayectoria con los Cero, pero era un cambio casi radical. Cuando estás arropado por una banda no sólo estás arropado por tus compañeros, sino por una marca, y la mayoría de la gente no tiene por qué conocer los intríngulis de la banda, quién compone, quién canta… Eso lo hacemos los melómanos. Ahora me enfrentaba yo solo a un futuro incierto, y no me planteaba qué iba a ser de mi vida ni de mi carrera 25 años después, me preocupaba por debutar con algo a la altura de mis expectativas y supongo que de las expectativas del público.

 

A estas alturas ya eres un frontman consumado, pero imagino que en aquel momento sería un cambio radical pasar de tu papel de guitarrista-compositor a que todo gire en torno a ti.

Eso lleva un proceso, primero psicológico, el hacerte a la idea de que ahora vas a ser tú el que esté en el foco de atención en el escenario, de atención mediática, y vas a acarrear con lo bueno y con lo malo. evidentemente no es que uno vaya solo ante el peligro, como en la película aquella, sino que llevas una banda detrás, que en mi caso de la banda que había al principio ya no queda ninguno. Popi (González, batería) sí grabó pero luego no participó en la gira. A lo largo de los años he ido conformando una banda con la que llevo muchos años y eso realmente a mí, que nací como integrante de un grupo, siempre me reconforta y me da seguridad, tener a mi lado a unos músicos muy solventes. Pero sí, tengo la responsabilidad, los discos salen con mi nombre y yo organizo todo. Hay que echarle muchas horas de trabajo, preparación y mentalización. Fue un reto en su momento y ya está muy rodado e interiorizado, pero sigue siendo un reto aun así.

 

¿Te habías planteado antes de la separación de 091 hacer algo por tu cuenta o fue algo que surgió tras la disolución?

No, anteriormente no, hasta que los 091 no dimos carpetazo a nuestra primera etapa en el 96 con la gira de despedida no me planteé nada. De hecho pasaron 3 años de dudas, de ver posibilidades. Estuve planteándome salir con otra banda, con nombre de banda, y también en dedicarme a componer para otros artistas, porque en aquella época le hice canciones a algunos amigos de la profesión. Al final fui escribiendo canciones y grabando maquetas caseras y pensé que lo más honesto para mí iba a ser que las defendiera con mi nombre y cantándolas yo y eso fue lo que hice.

 

Aquellas canciones de hace 25 años, ¿te reconoces hoy en ellas?

Las de Ladridos del Perro Mágico las tengo ahora muy escuchadas porque reeditamos el disco y hemos tenido que hacer una remasterización, hemos sacado un par de videolyrics y he tenido que meterme a fondo en ellas otra vez. Es que no son canciones de alguien que acaba de empezar una carrera, son canciones de alguien que ha grabado ya 8 discos, y la mayoría de las canciones de esos discos de los Cero las había compuesto yo. Entonces no es lo mismo hablar de alguien que empieza su carrera, estas canciones vienen ya de una trayectoria previa, aunque la dinámica de trabajo cambiaba, pero mi oficio de compositor venía rodado de más de una década antes. Sí, yo como compositor creo que a partir del año 88, 89, que grabamos los Cero Doce Canciones sin Piedad (1989, Sony Music) se empieza a conformar mi verdadera personalidad como autor de canciones, que luego se fue perfeccionando. En ese sentido de composición yo lo veo como un paso más, una evolución, quizá más apegado a mis querencias musicales propias, no compartidas con el grupo, poniendo toda mi personalidad. Sí que me reconozco en ellas, creo que la mayoría de esas canciones han envejecido bien, y han recobrado nueva vida con el fantástico trabajo de remasterización de mi amigo Pachi García Alis.

Te quería preguntar por tu fidelidad casi absoluta a tu Gibson SG color cereza. Siempre la usas en directo, ¿también para grabar?

En directo a veces he sacado una 335 que tengo también, pero casi siempre uso la SG, desde tiempos inmemoriales. Es una guitarra que compré en el año 81, de segunda mano, pero estaba nueva, porque es del 79. Me imagino que sería de alguien que no la había pagado en la tienda (risas). En las grabaciones uso más guitarras, para buscar sonoridades distintas, pero para el directo es una guitarra muy cómoda y la siento ya casi como parte de mi cuerpo.

 

Dime tu Santísima Trinidad de artistas o grupos.

¿Sólo tres? Me voy a dejar decenas fuera… Inevitablemente en el número 1 estarían los Beatles, un grupo con el que empecé a escuchar rock. No sólo por eso, que sería una razón sentimental, sino que analizando su obra, vida y milagros no veo otro artista en el siglo XX que supere su aportación a la música popular. Luego podríamos decir los Kinks, que me han hecho feliz muchos días de mi vida con sus canciones magníficas y con su sonido, que fue cambiando, sofisticándose, adquiriendo una personalidad interesante. Ray Davis todavía me deja muchas veces sin palabras como compositor. Y en el número 3… No sé, te puedo decir a los Creedence, también fue una de las primeras bandas que tuve oportunidad de escuchar cuando era muy joven, de las primeras de rock que me impactaron por su sonido directo y por su simplicidad, entre comillas.

 

Seguimos con las tríadas: ¿tres películas?

Me las tenía que haber preparado… El Padrino para empezar, la I y la II. Luego hay una que me gustó mucho en su momento y hace tiempo que no la veo, se llamaba Badlands, de Terrence Malick. Y esta… cómo se llamaba, si la nombro en una canción mía, que sale Robert Mitchum de predicador y lleva love and hate tatuado en los nudillos (la canción es ‘Más Difícil Todavía’)… ¡La noche del cazador! Esa es muy buena.

 

¿Y tres libros?

Uno que me marcó mucho de joven fue un libro corto de relatos… Las obras de Kafka como no las editó él, se editaron luego… Yo tenía uno en el instituto que se llamaba La Metamorfosis, y era un conjunto de relatos en el que este iba incluido. Me marcó mucho a la hora de hacerme una idea de lo que era la literatura y de lo que podía ser mi mundo literario. (Hay una referencia directa a La Metamorfosis en su canción ‘Hablando en Sueños’). Hay un libro que me gustó mucho hace muchos años y siempre lo recuerdo con una sonrisa, La Conjura de los Necios. Y Poeta en Nueva York de Lorca también me influyó mucho en mi manera de escribir y de analizar la literatura.

 

Durante un tiempo trabajaste como guionista para una serie televisiva, ¿te planteaste seguir por ahí?

Estuve mucho tiempo escribiendo guiones para la serie Arrayán, para una productora de Granada. Al principio fue una cosa coyuntural, porque Tacho (González, batería) al dejar los Cero sí se dedicó al mundo audiovisual, dirigió varios cortos y estuvo trabajando en varias series. Hubo un momento que necesitaban más guionistas en la productora y me lo dijo. Yo no tenía formación académica para eso, pero tampoco la tenía como músico cuando me lancé a hacer conciertos (risas). Estuve casi 12 años escribiendo guiones, y me lo planteé como una forma de ganarme la vida mientras durase, que fue hasta que se acabó la serie. No tenía pensado abandonar la música, lo veía como un complemento. También estuve 10 o 12 años escribiendo artículos de opinión en el Granada Hoy y lo dejé más o menos en la misma fecha. Los 091 habíamos vuelto y ya eran dos carreras que alimentar.

 

«En mis canciones convive el plano real en el que nos movemos, el plano de los recuerdos que a veces son falsos y a veces verdaderos»

 

Volviendo a la música, últimamente te prodigas más en formato acústico, imagino que por exigencias de las circunstancias. ¿Te vas sintiendo más a tono en ese formato?

La razón de que me prodigue más, como tú has dicho, es por exigencias del negocio. Con banda hoy en día hay que hacer muchos números para no morir en el intento. A mí me gustaría ir siempre con la banda al completo pero la realidad es que no se puede. Cuando saqué el anterior disco, A Primera Sangre (2023, Pentatonia Records), sí que hicimos una gira todos de 9 o 10 conciertos, pero mantener eso es difícil. Ya no sólo los músicos, sino que necesitas más gente alrededor, y en mi estatus es complicado. Entonces tienes dos opciones, quedarte en casa o adaptarte, y esta es una manera de reducir costes. Después de aquella gira he hecho muchos conciertos así, algunos yo solo con la guitarra, cosa que no había hecho jamás, y la mayoría con Raúl (Bernal) al piano. Es adaptarte a las circunstancias y en el plano artístico adaptar las canciones que se pensaron para ser tocadas con una banda completa con base rítmica y guitarras eléctricas a un formato más reducido. Yo como tengo la suerte de tener un cancionero bastante extenso puedo elegir las piezas que más se prestan a ser reducidas a la mínima expresión, y yo creo que la gente lo aprecia porque es un ejercicio introspectivo en el que la parte lírica sale ganando. Además muchas veces es en teatros, con la gente sentada y en silencio, fijándose en lo que estás haciendo, y eso requiere una preparación. Para mí fue un reto porque siempre había sido un hombre de banda. Creo que algunas canciones salen muy beneficiadas.

 

Tu lírica tiene todo un imaginario sobre el que incluso se han escrito libros. ¿Crees que tus letras hablan de mundos que ya no existen?

O de mundos que nunca fueron… En mis canciones convive el plano real en el que nos movemos, el plano de los recuerdos que a veces son falsos y a veces verdaderos, como dice la canción (‘El Ángulo Muerto’) y el plano onírico. Cosas que pudieron ser verdad pero no lo fueron porque fueron soñadas. A veces en la misma canción doy saltos de un plano a otro, algunas veces es un pasado imaginario o un sueño muy real, hay contraposiciones de planos.

 

Lo digo porque también hay mucha mitología, incluso está el latín presente, elementos que hoy en día casi no se ven.

Sí, pero la vida es así, fíjate dónde estamos ahora: en el claustro de un convento del siglo XVI hablando de rock and roll… Es un viaje en el tiempo. Donde hace 4 o 5 siglos paseaban las monjas por aquí cantando sus plegarias en latín, aquí estamos nosotros hablando de los Kinks y de Ladridos del Perro Mágico… Yo creo que la vida es un poco así.

 

¿Hay novedades musicales tan novedosas que te hagan sentir perdido?

La música pop siempre se ha caracterizado por su continuo cambio, desde los primeros registros sonoros de los que hay constancia. En poco más de un siglo de industria musical ha habido infinidad de olas distintas, de estilos… Cada pocos años ha surgido una moda nueva y creo que es una característica intrínseca de la música popular, llega una generación nueva y demanda músicas nuevas. Luego analizado musicalmente no todo es tan novedoso, muchas veces lo que más cambia es el sonido. Yo creo que las estructuras musicales se mantienen en el tiempo porque tienen una raíz mucho más antigua que las grabaciones, vienen de la música folclórica y de transmisión oral. La mayoría de las músicas populares con las que hemos crecido vienen de ahí. El mismo blues, que es la base de todo el rock and roll antes de poder ser grabado se interpretaba en los campos, en los suburbios… Incluso venía de antes, de sus raíces africanas. Eso es algo tan poderoso que las modas no pueden con ello, las modas intentan vestir ese tipo de estructuras musicales con sonidos, instrumentos que van surgiendo. Por ejemplo cuando surgieron los sintetizadores le dieron una pátina de futurismo, pero básicamente analizas las canciones y eran lo mismo: estrofa-puente-estribillo. Luego hay otras músicas más vanguardistas y bueno… Yo es que me críe musicalmente con lo que hemos hablado antes, con una tradición musical muy clara: blues, rock and roll primigenio, música británica de los 60, el beat, la psicodelia, el rock… Luego el punk, que generacionalmente me tocó vivirlo y fue lo que más me atrajo… Pero todo venía de una cadena evolutiva de la música y ahí es donde me siento a gusto. Evidentemente ahora hay artistas nuevos, pero los que me gustan vienen de ahí, de esa escuela. Últimamente han surgido otras músicas que me son ajenas, lo poco que he oído no me gusta ni musicalmente ni el mensaje que transmiten ni la imagen, no me llama la atención nada estéticamente y no le presto mayor atención. Me refiero a lo que arrasa ahora en el mercado, lo que llaman ahora “música urbana”, que es una chorrada, porque toda la música es urbana, el resto no se hace en una era de trigo (risas).

 

Aquella gira que hiciste con Quique González, Soltad a los Perros, ¿alguna vez ha habido pensamiento de repetirla?

Los dos quedamos muy contentos de cómo salió aquella aventura, y no sólo Quique y yo, sino todos los músicos implicados, fue una experiencia muy satisfactoria musical y personalmente. Realmente no hemos hablado de volver a hacer eso, pero el camino es largo y en algún momento puede surgir la posibilidad, eso ya se hablaría. Pero no ha habido planes ni los hay ahora mismo, no porque la cosa no fuera bien, sino porque cada uno tenemos nuestras carreras y nuestras cosas y es difícil organizar las agendas para algo así.

 

No quiero terminar sin mencionarlo: me han soplado que eres muy buen cocinero.

Pues dicen la verdad. Yo soy un cocinero del día a día, no soy el típico tío que los domingos hace su paella. Yo llevo cocinando un montón de años en mi casa y tiro de repertorio clásico español (risas). Domino muchos palos, pero la repostería no. Eso sí, pucheros todo lo que me eches.

 

Es hora de cerrar por hoy, sin olvidarnos de afinar como cada día por si acaso las guitarras. ¿Algo para terminar?

Pues nada, que se han cumplido los 25 años del comienzo de mi carrera en solitario y para mí es motivo de celebración y es lo que vamos a hacer el 13 y el 14 de diciembre en el teatro de CajaGranada. Hay un día que ya se han agotado las entradas y espero que el otro también se agoten, y que toda la gente que a lo largo de los años mis canciones han significado algo para ellos pueda acercarse a la celebración conjunta. De eso se trata la música, de compartir emociones y vivencias que se hacen comunes cuando haces partícipe al público de tu música.