Maika Makovski: El nacimiento del rococó punki en su nuevo disco
La mallorquina lanza su octavo disco, Bunker Rococo, en su veinte aniversario en la música
MIGUEL F. BAUTISTA
“En mi vida ha habido muchas músicas importantes y quería juntarlas todas”, reconoce Maika Makovski (Palma, 1983) al otro lado de la línea telefónica. Y lo ha plasmado en su nuevo álbum Bunker Rococo (Cultura Rock), un delicioso compendio de once canciones, crudo en su intención y complejo en melodías, armonías, atmósferas y arreglos orquestales que se funden sin atisbo de costuras.
La necesidad de la creación de nuevas canciones surge normalmente mientras gira: “Cuando me paso dos o tres años de gira con un disco, el cuerpo me pide cosas distintas. Siento la necesidad de escuchar cosas nuevas, sobre todo en direcciones distintas, no quiero que el repertorio se estanque”. Maika se sumergió en la composición de nuevos temas: “Como cualquier otro melómano, dentro de mi coexisten muchas músicas y necesito escribirlas, no solo escucharlas. Compongo melodía y letra simultáneamente, al piano o a la guitarra y ya en ese momento, tengo claro cómo quiero producirlo”.
Adentrarse en el nuevo disco supone empezar por su portada y el concepto artístico completo: una sobria carpeta con una foto de Maika sobre un fondo oscuro caracterizada con un gran pelucón estilo “Maria Antonieta”. Este “artwork” se prolonga en la estética de los dos videoclips de los dos sencillos editados hasta la fecha ‘Hunch of the Century’ y ‘Just a Boy’ y según nos adelante la artista: “también será parte importante de la puesta en escena”. El concepto “es la historia de una persona que ha vivido siempre en un búnker en soledad y con la poca información que posee se ha hecho una idea del amor, la belleza, las personas”.
«La música trata de pintar lo justo»
Para dar vida a Bunker Rococo, Maika contactó con Ali Chant en sus estudios Playpen en Bristol. Ingeniero de sonido a las órdenes de John Parish en anteriores trabajos de la artista,“fue él quien me propuso producir el disco y yo acepté porque decidí contar con gente que fuera una garantía para mí en cuanto a asegurarme que me entienden y pudiera sacar el máximo rendimiento posible”. Pero Ali no iba a estar solo, “soy muy pesada en el estudio, podríamos discutir si es una producción o una coproducción, después de ocho discos de estudio ya sé como quiero que suene mi música”.
Puesta a elegir los músicos que supieran entender su propuesta, Maika eligió un grupo de de lujo: Bobbi Relac, Juan Berbín, Alex Puig o Xarim Aresté son solo una pequeña muestra. Además de su calidad, su denominador común es que poseen la absoluta confianza de Maika y, en respuesta a esa fe depositada, cada uno de ellos ha sabido ocupar su sitio en cada canción y darle justo lo que necesitaba en cada momento: “Llegó un momento en el que me di cuenta que tenía muchos amigos con decidido talento que saben de qué mundo estamos hablando. La música muchas veces trata de pintar lo justo, no vale cualquier brochazo. Muchos de esos músicos son apuesta segura y han abordado las canciones con sumo talento y sensibilidad”.
El tema inicial, ‘Muscle Cars’, es su declaración de intenciones: “Es una canción en compás 7/8, tradicional esqueleto musical macedonio. Resume la intención del disco, la confrontación entre lo sintético y lo orgánico. Habla del pasado y del futuro, es prosaica y elevada al mismo tiempo con la estrofa final del príncipe Hamlet y su monólogo acerca de la condición humana”.
En sus canciones conviven guitarras, metales, vientos, percusiones y sintetizadores, definidos por la forma en la que han sido tocados. Los músicos han puesto su talento al servicio de cada tema, haciendo que todo suene de una forma totalmente orgánica, es decir, hay personas detrás de cada instrumento dotando a la obra de su carácter único.
La columna vertebral del disco está formada por una triada maravillosa que son las canciones ‘The Brotherhood’, ‘Syrinx’ y ‘A.I.’, temas largos y complejos, provistos de una gran tensión. Esta trinidad se sostiene por dos temas más “accesibles”: ‘Hunch of the Century’ y ‘Exotic Ingredients’, que suponen en palabras de su autora, “el sorbete de limón en medio de la comida”.
Respecto a ‘The Brotherhood’, nos detenemos a analizar sus versos. La letra, de repugnante actualidad, resume las excusas pueriles que, por larga tradición social, tratan de justificar la lacra de violencia machista: “A los niños se les debería hablar más de empatía y analizar lo que ocurre entre géneros. Internet es la nueva Biblioteca de Alejandría, pero la información está tan cubierta de capas que es imposible encontrar la verdad y tampoco se busca. La educación debería parar los pies a esta ola de violencia”.
Aún hay tiempo para cantar a dúo con Howe Gelb acerca de una chica atrapada en una película de serie B, un tema que rezuma el aroma de la música de raíces norteamericana, exquisito en el juego de voces. Maika Makovski ha alumbrado su disco más personal. Ha arropado sus canciones con una gran riqueza sonora y elevado el concepto musical del pop. Un cruce de caminos entre la técnica y las artes concebido en un lugar mágico llamado Búnker Rococó.