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Juárez: luces y sombras crepusculares

La banda de Pamplona publica un álbum en el que se evoca la nostalgia y se vislumbra la esperanza

 

MARÍA JOSÉ SERRANO BENÍTEZ 

Siempre se puede encontrar un atisbo de sombra en los días más claros y un resplandor de optimismo en la adversidad. Esto es lo que ha conseguido plasmar Juárez en su nuevo álbum El ciclo del sol y el fin de los días (Lunar Discos, 2024), un trabajo de corte intimista y sonido orgánico que constituye un diálogo entre sentimientos luminosos y otros más sombríos. Desde que hace diez años debutaran con su primera maqueta Escafandra (2014), Juárez se ha posicionado como uno de los proyectos más personales de la escena musical de Navarra y demuestra en su nuevo trabajo una madurez que los aleja de las etiquetas más manidas.

La grabación del álbum, bajo la producción de Guillermo Mutiloa, se gestó en un recóndito caserío en el bosque de Arantza, en el norte de Navarra. Para la portada, el grupo ha elegido una fotografía tomada por Jose Palanca, guitarra y voz del grupo, que retrata al resto de integrantes el último día de grabación, asomados a la ventana del caserío o posando en el exterior junto a la fachada. Sin lugar a dudas, este ambiente de introspección queda recogido en cada una de las canciones, que expresan toda la serenidad de ese espacio natural. En el disco, Juárez dejan atrás las guitarras más ruidistas y los sintetizadores con reminiscencias kraut de sus dos discos anteriores, Luna menguante (Lunar Discos, 2022) y Entre palmeras (Lunar Discos, 2020), para sumergirse en una atmósfera crepuscular con destellos de luz. Un disco con prevalencia de los medios tiempos y que ha contado con la colaboración de diversos músicos del panorama independiente nacional.

«Juárez traza una sonoridad paisajística y evocadora donde conviven emociones llenas de contrastes»

Todo el álbum dibuja un paisaje musical de claroscuros, con letras que retratan el transcurso del día y las estaciones. Es el caso del single ‘Luces negras’, un oxímoron donde la cálida guitarra de Germán Carrascosa (Germán y la Alegría del Barrio) contrasta con la melancolía de su letra: “toda la vida esperándote aquí, siempre llegas tarde, hoy ya no estás aquí, […] estas luces negras me acompañan en tu honor”. La temática estacional y circular se cristaliza en el título del álbum y en la canción que lo bautiza, un tema sosegado donde las guitarras se dilatan hasta los 17 minutos de duración y que, con la incorporación de un saxo evocador y la guitarra de Juan Mariví (Exnovios), da como resultado un corte casi experimental con halos de psicodelia.

Los elementos de la naturaleza se despliegan a lo largo de todo álbum para reflejar emociones dulces y nocturnas, una ambivalencia que también aflora en la alternancia entre el suave timbre de Cristina Aranguren y la voz más sombría de José Palanca. Un buen ejemplo de ello es ‘La noche oscura’, una canción con sonoridad cinematográfica y tintes morriconianos. Así, la banda no olvida su sonido más fronterizo y con claras resonancias western en temas como ‘Bajo la tormenta’, en la que destaca el sonido polvoriento de la guitarra de Pedro de Dios (Guadalupe Plata, Pelomono). El disco se cierra con una referencia vitalista a la naturaleza: ‘Primavera’, una canción envolvente y delicada que comienza y termina con el plácido cantar de unos pájaros y en la que el sonido sutil del piano es el principal protagonista.

Con el álbum El ciclo del sol y el fin de los días, Juárez traza una sonoridad paisajística y evocadora donde conviven emociones llenas de contrastes. Esperanza en la melancolía y fulgor en la noche. La nostalgia por la que asoma el sol, la herida por donde entra la luz.

 

PRÓXIMOS CONCIERTOS 

26 de diciembre: Pamplona (Santas Pascuas)

9 de febrero: Madrid (Fun House)

10 de febrero: Madrid (Conciertos RNE 3)

8 de febrero: Sevilla (Sala X)