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Asier Olabarrieta: “El jazz, al ser ajeno al mainstream, es una música libre que puede mutar hacia donde quiera”

El joven compositor y baterista presenta Retrato, álbum que inaugura su camino en el mundo de la composición y los arreglos de jazz

 

 

GUILLERMO GARCÍA-VALDECASAS

Fotografía: Salvador Gómez Ojeda

La inquietud creadora de Asier Olabarrieta (Pamplona, 1997) queda plasmado en su primer trabajo Retrato, escrito para la formación orquestal de jazz por antonomasia, la big band. El disco cuenta con nueve temas compuestos y arreglados por el propio Olabarrieta, quien además participa como baterista, bajo la dirección de Sergi Vergés.

En un entorno familiar de músicos y a través de varios instrumentos, con la batería ocupando un lugar prioritario, comenzó a desarrollar su pasión por la música.  “A los diez años empecé a interesarme por la música. Lo que más me gustaba, y diría que más me ha influenciado, era el rock y el pop de los 60 y 70 (The Beatles, Pink Floyd, Queen…). Tocaba las canciones de oído con el piano y la guitarra. Fue una gran escuela con la que aprendí muchos recursos de armonía y composición”. Con una vocación clara en la creación y la composición, Olabarrieta decidió consolidar su formación profesional estudiando en el Conservatori Liceu de Barcelona por la senda de la batería y el jazz. “En mi familia también estaba presente el jazz, para mi no era algo ajeno. Es un estilo amplísimo. Su interpretación no cerrada, improvisada, es aplicable a todas las músicas”.

Durante su último año de carrera, Olabarrieta conformó una big band de 17 músicos con la que empezó a gestar el que hoy es su primer trabajo discográfico. “Sergi Vergés, director de la big band y también profesor de composición y arreglos, me propuso preparar cinco arreglos de cara a mi recital fin de carrera. Compuse cinco temas con los que logré el premio extraordinario de mi promoción. Posteriormente surgió la oportunidad de presentar el proyecto en el festival de jazz de Barcelona, para el cual compuse varios temas más, conformando así el grueso del disco”. Con nueve temas bajo el brazo, la grabación era un hecho inminente que pudo hacerse realidad tras el fin del primer estado de alarma.

Según su autor, “consideré Retrato el nombre más adecuado para este trabajo puesto que en conjunto esta música me describe. El nombre de los temas los escogí de forma que se correspondiera con su sonoridad”. El tipo de diálogo instrumental y juego de contrastes, constante en todo el disco, bebe del estilo de las big bands de los años 60, 70 y posteriores, con nombres claves como Thad Jones-Mel Lewis Orchestra, Bob Brookmeyer o Maria Schneider. “El sonido del rock y del pop también está presente de modo inevitable, porque fueron mis primeros referentes. Resulta más evidente en temas como `Contigo´, `Rompe el Silencio´ o `Recuerdo´, que inaugura el disco”.  Los solos contados de batería de Olabarrieta, como en el caso de `Deja Vu´, dejan claro que “la vocación por la escritura musical está por encima de la de instrumentista solista”.

El porvenir todavía se presenta incierto en estos tiempos de pandemia, pero Olabarrieta, que actualmente compagina su labor artística con la docente, vislumbra en el horizonte poder llevar este trabajo a los escenarios. Lo que sí tiene claro es que la llama de la creación sigue viva, con ganas de seguir escribiendo música para esta big band u otras formaciones. Sobre la deriva del jazz considera que “no tiene que ser ninguna en concreto. El jazz, al ser ajeno al mainstream, es una música libre que puede mutar hacia donde quiera. Siempre debe apostar por la música más sincera, real y de mayor calidad posible”. Sus palabras reflejan la actitud de un autor receptivo, dispuesto a continuar asumiendo el sonido del presente para intentar retratar el futuro.