Bruno Galindo: «Creo que la única postura posible es la del optimismo»
Charlamos con el periodista que hace unos meses publicaba Toma de tierra
PABLO VÁZQUEZ
De Prince a Lou Reed, pasando por David Bowie, REM, U2 o Nick Cave, las estrellas se van sucediendo junto a anécdotas disparatadas, episodios vitales, experiencias profesionales y reflexiones lúcidas en Toma de tierra (Libros del KO), el último libro de Bruno Galindo. Su prosa, cercana y meticulosa, nos va desgranando todo lo que ha aprendido y observado sobre el mundo de la música desde sus diferentes caras: la periodística, la industrial y la artística. “Hay muchos negocios en la música, y yo he conocido solo algunos de ellos”, comenta el autor con humildad a pesar de su dilatada carrera.
Lo primero que llama la atención al abrir sus páginas es la manera en la que está estructurada la narración, caótica y a la vez dividida de manera cartesiana. Cada capítulo está partido a su vez en tres apartados, cada uno correspondiente a las tres actividades arriba enumeradas: su experiencia escribiendo en medios de comunicación como periodista, trabajando para diversos sellos discográficos y subiéndose al escenario como artista de spoken word. “Quería que todo se contase a la vez porque creo que cuando nosotros recordamos, y este libro es un ejercicio de recuerdo personal y colectivo, no lo hacemos de manera cronológica, sino que está todo mezclado”, explica.
Investigar, diseccionar y plasmar más de 30 años de vida profesional en 350 páginas no es en absoluto una tarea sencilla: “Tengo guardadas prácticamente todas las entrevistas que he hecho y mucho archivo de lo que he publicado. Antes de empezar a escribir pasé bastantes meses ordenando toda la información, pues he querido ser lo más riguroso posible”, apunta. La sensación que le llega al lector es la de estar asistiendo a una vida fascinante, pero narrada de una manera muy natural, pues el autor evita esa autosuficiencia tan abundante en el periodismo musical: “Es un libro muy confesional, en el que dejo ver lo torpe de mi actuación en muchos casos. A veces hacemos creer que conocemos al personaje que tenemos delante, pero realmente tenemos contactos fugacísimos con ellos, de un par de horas en el mejor de los casos”, reflexiona Galindo.
Además de una pasarela de la flor y nata de rockstars, en esta obra se encuentran interesantes reflexiones y debates sobre gran variedad de temas tocantes a la música, como el periodismo cultural, los festivales, la radiofórmula, el indie o la piratería. Un ejercicio de memoria sin caer en ese terreno resbaladizo que es la nostalgia, tan dañina en el mundo de la música: “¿Quién iba a decirnos hace unos años que se iban a llenar recintos de aforo considerable con bandas de homenaje, ya no solo a grupos, sino a momentos concretos?”, dice mientras recuerda haber visto el cartel de una banda tributo a Dire Straits que iba a interpretar íntegramente el disco Alchemy.
Aunque en ocasiones algunas de estas elucubraciones puedan dejar un regusto algo pesimista, Galindo se muestra esperanzado con el presente y futuro del periodismo musical: “Creo que la única postura posible es la del optimismo, a pesar de todo. Al igual que otros tipos de periodismo, el musical se va a abrir camino en otro tipo de soportes, quizás peor o incluso no remunerados. Vamos a pasar de periódicos, suplementos y revistas a libros, trabajos universitarios y redes sociales”, finaliza. No nos queda otra, pues, que sumarnos a ese diagnóstico poniendo nuestro granito de arena y consumiendo literatura musical de calidad, como es el caso de este Toma de tierra.