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Demasiados entierros para una misma persona

Repasamos la trayectoria de Richard Berry, desconocido pionero del rock

 

PABLO CALVACHE

Conseguir participar en un número uno es complicado. Conseguirlo en dos ocasiones debiera de ser algo por lo que andar de boca en boca al menos durante un puñado de años. Conseguir que una tercera vez signifique dar forma a un sonido debería bastar para permanecer, aunque sea discretamente, escrito en la memoria colectiva. Pero alguien consiguió estas tres cosas y su nombre fue enterrado una tras otra. Demasiados entierros para una misma persona.

Alguien, allá por 1954, pensó que la voz de Richard Berry (1935-1997) encerraba un tono suficientemente amenazante como para personificar la rabia de un recluso despertado en pleno motín. Al menos más desafiante que la de Bobby Nunn, bajo de The Robins, uno de los grupos que ayudó a dar forma al doo woop desde que el ubicuo Johnny Otis los sacara a la luz como The Four Bluebirds 16 años atrás. El tema es ‘Riot in Cell #9′, y en ella, aunque no acreditado, nuestro hombre desplegó toda su habilidad vocal para dar a luz un corte que sirvió para desarrollar un pequeño sub-género en sí mismo: el rock carcelario, otro hallazgo de la factoría Lieber/Stoller agrupando sus ya tradicionales claves de éxito (una narrativa con toque cómico y una melodía estándar de blues) con ese maravilloso truco en la manga que Willie Dixon inventó para Muddy Waters: el Stop-Time Riff. Y no es que Richard Berry entrase a formar parte de The Robins en adelante, es que éstos se disolvieron y Lieber y Stoller acogieron a parte de ellos para formar el que sería su grupo de cabecera: The Coasters. … y su nombre quedó así enterrado.

«Nuestro hombre desplegó toda su habilidad vocal para dar a luz un corte que sirvió para desarrollar un pequeño sub-género en sí mismo: el rock carcelario»

Johnny Otis descubrió a Etta James cuando ésta contaba 14 años y ni siquiera se llamaba así. Impresionado por sus cualidades vocales vio en ella la persona adecuada para grabar una canción respuesta a un tema que los Midnighters habían llevado al número 1 de las listas de R&B. ‘Work With Me Annie’ fue el lavado de cara que el productor Ralph Bass hizo del original “Get It”, tema inspirado en la escandalosa ‘Sixty Minute Man’ de Billy Ward and his Dominoes , y que venía a decir cosas tan escandalosas para la época como “Annie, por favor, no juegues conmigo/ Dame toda mi carne”. La respuesta le daba ingeniosamente un giro de perspectiva a la canción y centraba la primera persona en “Annie”, una Etta James que necesitaba de un “Henry” con quien interactuar. El resultado final se tituló ‘The Wallflower’ aunque todo el mundo la reconoció como “Roll with Me Henry”. Y Henry fue personificado por la masculinidad de la voz bajo de Richard Berry. El tema subió hasta el número 1 de las listas R&B sin que el público fuese consciente de la participación de Berry en el mismo… y su nombre quedó así enterrado.

El rock’n’roll fue tomando forma a base de la fusión de diferentes estilos. La historia lo simplifica en la unión del blues y el country, pero la cosa va algo más allá. Los ritmos africanos se mezclaron por todo el Caribe con la música popular. Dando fruto (por supuesto) en Nueva Orleans, pero también en diversas islas del Caribe donde hubo influencia de ida y vuelta. Por supuesto en Cuba. Y es ahí donde René Touzet populariza un arreglo sobre un tema original de Rosendo Ruiz Jr y da vida a ‘El Loco Cha Cha’. Será a partir de ese tema y su básica temática del marinero jamaicano que vuelve a la isla para encontrarse con su amor que Richard Berry dará forma en 1957 a una canción que no sólo imprimirá un aire novedoso, sino que influenciará y cambiará el rock’n’roll para siempre. Hasta hace no mucho estaba convencido de que ‘Louie, Louie’ era un tema de The Kingsmen. Error. De hecho los de Portland no grabaron su versión hasta 1963, para cuando ya campaban a sus anchas versiones como las de Ron Holden,  The Frantics o The Wailers, en particular la de estos últimos con Rockin’ Robin Roberts, versión en la que Jack Elis encontraría inspiración para descerrajar el estándar en el que se han apoyado en el tiempo artistas de toda condición y fama. Como el propio Greil Marcus preguntaba: “¿Ha habido alguna vez una versión mala del ‘Louie, Louie’?”. Qué difícil encontrar a alguien que se remonte a Berry en este tema. … y no dejar su nombre así enterrado.

Tres balas perdidas. Las tres de plata. Se llamó Richard Berry. Tres entierros son demasiados para una misma persona.