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Eilen Jewell o el regreso de la “reina de la clave menor”

SE PONE AL VOLANTE DE SU VIDA Y DE SU CARRERA TRAS SUPERAR LA PANDEMIA CON SU NUEVO ÁLBUM

 CON LAS BOTAS PUESTAS / MANOLO FERNÁNDEZ

Ya en 2007 Freeform American Roots eligió a Eilen Jewell como mejor vocalista de aquel año. Por entonces tenía su sede en Boston, aunque es nativa de Boise, en el estado de Idaho, y fue un viaje familiar de regreso a casa desde Anchorage, en Alaska, el que la impulsó a dedicarse a la música tras escuchar en la casete del coche una sonata de Beethoven. El piano fue su primer instrumento, pero pronto pasó a la guitarra con Howlin’ Wolf y Bob Dylan en el espejo, aunque fueron las voces de Bessie Smith, Billie Holiday y Loretta Lynn las que la conquistaron para siempre.

Tenía 19 años y ya tocaba en pequeños clubs de Santa Fe, Nuevo México, para  acercarse al área de Venice Beach en Los Angeles y mudarse a Nueva Inglaterra, para derivarse hasta Boston atraída por una escena musical en plena ebullición. Se empeñó en poner su propio sello personal al country, el folk y el blues de antaño, sin olvidar el rock’n’roll y el swing a los que da ciertos toques jazzísticos. Esa ha sido su tarea desde que en 2005 nos regaló su primer álbum, Boundary Country, un disco auto producido que había grabado en un establo del siglo XIX rehabilitado.

Muchos años más tarde, está muy cerca de realizar su novena entrega con Get Behind The Wheel, que aparecerá a primeros del mes de abril y que resulta ser una especie de catarsis de todo lo sucedido en su vida desde la edición de Gypsy en 2019. Eilen ha comprobado de primera mano que las cosas tienen que empeorar antes de que puedan mejorar. De hecho, en pocos meses, tuvo la sensación de que todo se desmoronaba, incluyendo su matrimonio, su banda y su carrera. Se marchó a vivir a una cabaña en las montañas y regresó con la convicción de que la mejora había llegado y era el momento de reagruparse y crear un nuevo álbum.

Desde el título de este nuevo proyecto, Get Behind The Wheel (Ponte tras el volante), se evidencia que Eilen Jewell ha ocupado el asiento del conductor con la decisión firme de manejar este nuevo proyecto, en el que vuelve a estar acompañada por su banda, para dejar sitio para hablar de pérdidas, resiliencia y redención, destilando sentimientos épicos y dudas persistentes. Su voz, atemporal, dulce y clara, dotada de un instinto especial para explorar los terrenos más insospechados, vuelve a enamorarnos.

E

Durante aquella estancia en las montañas en tiempos de pandemia recorrió muchas rutas de la zona y en la mayoría de los senderos encontraba una señal que le indicaba el camino al Crooked River. Cuando conoció el lugar se convirtió en uno de sus favoritos e inspiró una de las canciones más vibrantes de su carrera incluida ahora en este trabajo. Son nuevos sonidos con toques vintage y argumentos clásicos de la mejor country music como ocurre, por ejemplo, en “Crooked River”, con una introducción que nos trae ecos del inolvidable “Be My Baby” que las Ronettes nos regalaron. Es una de las 11 piezas que conforman un álbum de estudio que ha sido producido con la ayuda del multiinstrumentista de Mobile, en Alabama, Will Kimbrough, que fijó su residencia en Nashville y ha trabajado al lado de Todd Snider, Hayes Carll, Emmylou Harris y Rodney Crowell, además de componer canciones para un elenco de músicos del calibre de Rosanne Cash, Guy Clark, Steve Earle, los Jayhawks o John Prine.

A lo largo de sus años de carrera, cercanos a las dos décadas de recorrido, Eilen Jewell siempre se ha mostrado elegante, feliz de sonar cálida, con tinturas clásicas, aprendidas de sus artistas favoritas, con mezclas de estilos que desprenden fluidez y un amor honesto por la tradición sonora. En sus canciones hay una diversidad de sensaciones, desde el cambio a la audacia o el rechazo arropadas por un sonido tan redondo o más que en los trabajos anteriores.

Parece ser que el día en que nació una gitana predijo que sería la reina de la clave menor, de las tonadas solitarias. Con el paso de los años, Eilen Jewell se ha convertido en una dama que ha preservado su origen rural e introspectivo superando el espacio y el tiempo con canciones que siempre los han iluminado.