Angie Sánchez decide no ser su enemiga más cruel
Angie Sánchez debuta con un primer álbum sobre rupturas y reencuentros con una misma
FRANKY LP
Vecna, el villano de la serie Strangers Things, aprovechaba el momento en que los adolescentes de Hawkins entristecían para secuestrarlos y llevarlos a su mundo. Una vez allí solamente podían escapar si escuchaban su canción favorita. Angie Sánchez presenta su primer trabajo en solitario, Tiempo Al Tiempo (2025) y en el tema que lleva por título el nombre de aquel protagonista, hace un paralelismo entre él y su depresión, dándole un giro desolador: si además se termina una relación donde la complicidad ha sido tan grande que “Mis canciones favoritas/ ahora son tuyas también”, resulta que escucharlas ya no te alegra sino que te hunde todavía más. ¿Qué salvación queda entonces?
La cita es en una cafetería de la Gran Vía madrileña caracterizada por sus productos ecológicos de elaboración artesanal. Inmejorable sitio para hablar de un trabajo hecho con tanto mimo junto al productor Ricky Falkner (Egon Soda, Standstill), a quien Angie nombra constantemente porque, considera, «es un disco realizado a medias con él».
Sonriente y cercana recuerda sus comienzos musicales que entroncan con los inicios de la música popular norteamericana, herencia del gusto de sus padres. En su Toledo natal estudió piano clásico pero pronto empezó a colaborar en grupos de blues. En una etapa de exilio conecta con la música en castellano, a través de Quique González. Modesta, confiesa haber escrito muy malas canciones, necesarias para definir su estilo y su voz. Hasta que llega ‘Punto Muerto’, incluida en este álbum: “Empecé a escribir sin esperar nada a cambio. Paradójicamente encontré un camino cuando dejé de buscarlo”, rememora evocadora. Eso abrió una ventana, porque al hallar la vía, el encuentro con las 12 composiciones que presenta fue bastante rápido. Todas ellas representan una etapa muy concreta de su vida y por eso el ‘Tiempo Al Tiempo’ está concebido como un todo inseparable, sin adelantos, con principio y final.
Pero entre medias, quien lo escuche podría hacer su propia rayuela: “Le estoy diciendo a la gente que hay un disco entero y estoy invitando a que se metan en él, como cada uno quiera. No concibo la música de otra manera. Es muy sano darte un tiempo para escuchar sin esa rapidez que nos vuelve locos”, subraya acerca del concepto de obra total.
“Es muy sano darte un tiempo para escuchar sin esa rapidez que nos vuelve locos”
El disco comienza de manera poderosa en ‘Intro’ con unos coros desoladores pero curativos. Sobre su letra: “Abro con la preocupación por el paso del tiempo, el miedo a envejecer, concretamente de las mujeres que temen no ser aceptadas por ello”, comenta reivindicativa. ‘Vecna’, bellísima balada con hechuras de clásico contemporáneo country, presenta a una pareja que se muerde sin tregua en un concierto en La Riviera. El country sobrevuela de manera leve en todos los surcos por el uso del steel guitar de David Soler, de quien la cantante, entusiasmada, cuenta que va sampleando sonidos a través de varios pedales generando así los sugerentes ambientes que van ocurriendo en cada una de las melodías.
Se enciende una mecha que a lo largo de las canciones irá empequeñeciendo, como en la nostálgica ‘A Contraluz’, posible respuesta al ‘I Know’ de Fiona Apple: “Es querer a alguien, pero el amor se va extinguiendo. Ves a cámara lenta lo que está ocurriendo, sientes la pena por adelantado”. Nostalgia acentuada por emocionantes arreglos donde unos palpitantes coros dan entrada a la delicada trompa de Dani Ferrer. Angie, siempre animada al hablar de sus músicos, destaca la extraordinaria sensibilidad con la que toca ese instrumento, reconociendo lo mucho que se conmovió al escuchar por primera vez ese momento exacto. Porque ella además de componer, cantar, tocar piano, guitarra, harmonium y guitarlele, llegó al estudio con las canciones muy trabajadas: “Para mí un buen arreglo tiene el mismo peso que la canción o la letra”, remarca.
En la sentimental ‘Extraño Un Extraño’, con ecos de ranchera y un acertadísimo efecto de vocode en las voces, teme cortar el cable equivocado: “Cuando el amor se acaba tienes miedo de equivocarte y que la cosa explote. Está hecha muy desde la tristeza.” Casualmente, mientras habla de esta canción, suena por el hilo musical del bar ‘Impossible Germany’, de Wilco, que menciona a otros dos extraños: Japón y Alemania.
Angie tiene la gran virtud de pintar con una frase el cuadro completo de la situación. Pasa con “Cómo vamos a entendernos/ si confundes bengalas con disparos”, de la que apunta: ”Es muy mala señal que la comunicación se entorpezca tanto como para que una bengala se entienda como un disparo. Encontré esa metáfora que es una de mis favoritas del disco porque es muy gráfica. Es una explosión en ambos casos, pero una de ayuda y otra de ataque”. Igual de expresiva es “Ya no vas a arreglarlo/ sólo lo vas a dejar pasar”, perteneciente al tema ‘Tiempo al Tiempo’. Reconoce conectar aún con esa sensación de tristeza que le produjo tirar la toalla por una relación que parecía no ir a ningún lado.
De aquellas bengalas mal entendidas habla en ‘Desastre Natural’. Musicalmente la explosión acecha constantemente por un insistente bombo y una manera de cantar más enérgica. Dice vivir rodeada de niebla, en línea recta: “Esa foto de típica carretera que parece que no va a ningún lado. Componerla me hizo mucho bien porque conté cada sensación. Materializar en imágenes algo tan etéreo como una depresión me curó bastante”. Habla con naturalidad de su abismo, pero en ningún caso lo romantiza: “Cuando uno vive etapas con ansiedad, estás alerta, desganado y es complicado estar creativo”, comenta desmitificando el cliché de artista maldito.
‘Sálvate Tú’, con ecos de Alice Phoebe Lou, describe otra fase de la depresión: “Es una de las canciones más crudas. Cuando uno pasa por eso se siente encerrado en su cabeza. Parece que le puedes hacer al resto el mismo daño que tu cabeza te hace a ti. Está escrita desde el te quiero, pero quiero protegerte de mí, de mi Vecna interior”, confiesa honesta.
En la ligeramente onírica ‘El Verano Más Raro del Mundo’ llega la separación: “Los veranos ayudan mucho a las rupturas porque es un momento divertido, de soltar, salir…Pero cuando vuelves a tu casa y no es tuya ni suya, ahí es cuando la cosa se pone fuerte”, explica con un fugaz poso de tristeza. Pero llega el cambio: “Las relaciones hacen que te mimetices. Cuando finaliza toca redescubirte sin ese alguien. Hay una parte muy positiva en esto: me obligó a quererme más, a reconvertir mi hogar y mi presente”, comenta esta vez sonriendo.
Entre medias, Angie se ha desmelenado en la liviana y bailable ‘Al Menos Por Hoy’, donde decide dejar de ser su propia víctima. Como ella destaca, le quita peso dramático al disco. Pero además se la imagina en directo como un momento de disfrute. Su estribillo dice “Decido no ser mi enemiga más cruel”, que repetirá para dar broche en ‘Final (Parálisis del Sueño)’. Este outro recoge frases escuchadas en canciones anteriores, precedidas de un efecto de guitarra que pareciera una alarma pidiendo atención: “Aparecen momentos del disco y yo quería que esta frase final estuviera por encima. Las otras están volando y nadando por la canción como un instrumento más. Decido no ser mi enemiga más cruel es una conclusión personal que ahora mismo tengo muy presente.”
Tras esa declaración de intenciones, la música se va apagando y hay dos claros ganadores. Angie, que respondiendo a cómo salvarse, ha vencido a Vecna materializándolo en partituras y letras. Pero también el oyente, testigo privilegiado de esta historia de superación. Para éste, el final seguramente sea una vuelta al inicio para escuchar el disco en bucle. Para Angie, sinceramente agradecida por haber podido dedicar en esta entrevista un tiempo a cada canción de su ‘Tiempo Al Tiempo’: “Ese final con el piano circense freak es un continuará. Es esa cosa que se va yendo pero que te dice: voy a volver”.