Herbie Hancock Canciones de 5 estrellas
El pianista, gran exponente del jazz moderno, sedimenta con Maiden Voyage su primera etapa en el jazz acústico
GUILLERMO GARCÍA-VALDECASAS
Durante los años 60, antes del boom de los instrumentos eléctricos y el auge del jazz fusión en los 70, Hancock formaba parte de la colección de talentos impulsados por Miles Davis. Su labor junto a este icónico trompetista lo compaginó con sus primeras grabaciones como líder en la emblemática discográfica Blue Note. Tras cuatro grabaciones, en 1965 registra su quinto álbum Maiden Voyage, gran exponente del universo creativo de Hancock con cinco composiciones originales las cuales algunas forman hoy parte del repertorio histórico del jazz.
Para esta aventura contó en la sección rítmica con dos colegas provenientes de aquella formación de Miles Davis. Ellos son el contrabajista Ron Carter y el prematuro baterista Tony Williams. La formación se completó en el frente melódico con el saxo de George Coleman y Freddie Hubbard a la trompeta. Este disco se enmarca dentro de la estética del jazz modal, dominado por un reducido número de acordes y melodías que da lugar a atmósferas minimalistas alejadas de continuos cambios de tonalidad. La canción que da nombre al disco, ‘Maiden Voyage’, o ‘Little One’ dan buen ejemplo de este esquema con su ritmos tranquilos y melodías hipnóticas.
El álbum tiene hueco para canciones más rápidas y musicalmente más intrincadas. Es el caso de ‘The Eye of Hurricane’, un título realmente descriptivo, que nos presenta una espiral melódica que desemboca cual vorágine en los huracanados acordes de Hancock. Especialmente memorable es la versión en directo que grabó con Carter al contrabajo y Billy Cobham a la batería en el World of Rythm de 1983 en Lugano, Suiza, donde la fuerza frenética del huracán sobrepasa todas las barreras.
Hancock se desenvuelve con elegancia en sus improvisaciones apoyado en la sutileza de sus acordes. Hubbard hace gala de una gran lucidez melódica en su solo de ‘Maiden Voyage’, donde la trompeta dibuja un mosaico de emociones que van desde la nostalgia en tono de blues hasta el furor con aires de mambo. Coleman se mueve en un registro similar al saxo de John Coltrane. Ron Carter aporta un gran toque con sus líneas de bajo y Tony Williams demuestra tener asimilado la escuela baterística de Elvin Jones.
Maiden Voyage está considerado un álbum de culto no solo por lo que supone en la evolución del estilo de Hancock sino por la originalidad de sus temas. Su propuesta musical ha influenciado a músicos de jazz posteriores y se puede hablar de legado viendo que canciones como ‘Maiden Voyage’ o ‘Dolphin Dance’ han pasado a formar parte del repertorio de jazz conocido como standards. Cinco canciones interpretadas por cinco ases solo puede dar lugar a música de cinco estrellas.