TOP

JACKSON BROWNE, NOSTALGIA PREMATURA

Analizamos el segundo elepé del cantautor estadounidense con motivo del 50 aniversario de su publicación el próximo mes de octubre

 

JAVI TEJERO

En 1973 se editaron muchísimos discos que trascienden la categoría de clásicos, son  emblemáticos, y en este 2023 se conmemoran en su 50 aniversario. Entre ellos se encuentra For Everyman, de Jackson Browne, un barco cuyas luces pueden admirarse entre trasatlánticos como The Dark Side of the Moon (Pink Floyd), Let’s Get It On (Marvin Gaye) o Band on the Run (Paul McCartney & Wings). Podría seguir enumerando, pero me quedaría sin espacio para el artículo que nos ocupa.

El encanto de For Everyman (Asylum, 1973) reside en gran parte en que siendo el segundo álbum del artista, ya destila una nostalgia y una melancolía muy profundas. Con 25 años a una estrella del country rock en ciernes se le supone que irá a por todas, que derrapará en las curvas y disparará antes de preguntar. Sin embargo nos encontramos un trabajo en el que abundan los tiempos pausados, las letras reflexivas, un disco equilibrado que tuvo notablemente menos éxito que su predecesor, el titulado Jackson Browne (Asylum, 1972), con el que se presentó como solista. No encontró en esta ocasión un hit como ‘Doctor my Eyes’, a pesar de que incluía la archiconocida ‘Take it Easy’.

 

“La voz de Browne es sincera, profunda, con dejes de cansancio, te invita a sentarte un rato y reposar mientras escuchas su historia”

 

Browne llevaba ya mucho recorrido musical a su espalda: había compuesto muchas canciones para otros artistas y había pisado cientos de escenarios cantando con su guitarra antes de que David Geffen se encaprichara de él para la recién creada Asylum Records. Siempre que se habla del movimiento folk y country en torno a Laurel Canyon de los 60 y los 70, el nombre de Jackson Browne aparece con frecuencia en muchas de las miles de historias acaecidas. En el 73 escuchamos a un artista joven pero que ha visto y ha vivido ya muchas cosas, en aquel contexto de excesos de la música californiana de la época, una fiesta que ya estaba decayendo.

El disco abre con un clásico entre clásicos: ‘Take it Easy’, tema fetiche de Radio con Botas, el programa radiofónico de Manolo Fernández especializado en americana. Este himno fue popularizado por los Eagles, pero la composición fue un trabajo conjunto de Glen Frey, miembro fundador de dicha banda, y Jackson Browne, con quien tenía mucha amistad. Con este comienzo parece que el oyente va a transitar caminos ligeros, la música te lleva sin que te pese el viaje y las preocupaciones quedan a un lado. Pero en seguida, con ‘Our Lady of the Well’, comprendemos que aquí hay algo más. La voz de Browne es sincera, profunda, con dejes de cansancio, te invita a sentarte un rato y reposar mientras escuchas su historia. ‘Colors of the Sun’ intenta atrapar misterios antiguos, una vez más la música invita a parar, un lujo que insistimos en negarnos hoy en día. La melancolía alcanza un primer punto álgido con ‘I Thought I Was a Child’.

No es fácil elegir un disco de Jackson Browne que destaque sobre los demás. Su debut, del año anterior, ya es un álbum maduro y completo, así como Late for the Sky (Elektra/Asylum/Nonesuch Records, 1974) o The Pretender (Elektra/Asylum, 1977) son obras magnas. Sin embargo, For Everyman es la piedra de toque, es donde Browne encuentra su sonido característico, gracias en gran parte al trabajo del guitarrista y violinista David Lindley. Pero además he aquí un elemento diferencial: ‘These Days’.

‘These Days’ es el quinto corte de For Everyman, y parece que todo lo escuchado anteriormente era una preparación para esta joya de casi cinco minutos de duración. Empieza con un rasgueo de guitarra haciendo una cadencia descendente que, a pesar de no ser nada original, ya anuncia algo grande. Es una canción que viene a tu mente una y otra vez a lo largo de un día pero sin ser impertinente, tanto su reconocible melodía como su letra. “Bueno, he estado andando. No hablo mucho estos días”, es un arranque tan sencillo como demoledor, quién no tiene días así de vez en cuando. Su instrumentación es elegancia elevada a la máxima potencia, como suele suceder en todos los temas de Browne, pero en esta ocasión los solos de guitarra se adhieren a lo más profundo para resonar dentro de ti en el momento menos esperado.

Después de escuchar ‘These Days’ no te atreves a seguir, es probable que vuelvas a reproducirla algunas veces más. Pero a continuación, para aligerar el ambiente, viene un tema más liviano: ‘Red Neck Friend’, un rock clásico guitarrero y bailable, con piano volador y algo de descaro. Con ‘The Times You’ve Come’ vuelven la calma, la melancolía y los arreglos delicados. ‘Ready or Not’ nos cuenta una historia propia de Hollywood en clave country con un toque eléctrico. Con la canción que cierra el disco y le da título vemos la influencia directa que los predecesores inmediatos (como los Byrds) tuvieron en Jackson Browne y la propia influencia de Jackson en otros artistas coetáneos (como los propios Eagles) o posteriores (como Neal Casal). Es un cantante que sin atraer los focos constituye un eslabón central y fundamental en la americana.

Jackson Browne es un artista auténtico, personal, un creador de canciones que sigue en activo a sus 75 años con honestidad y pundonor, sacando y defendiendo nuevo material que añadir a su ingente legado. Cuando lo escuchas todo está en su sitio, cada instrumento hace exactamente lo que tiene que hacer, todo contribuye al significado de la canción y a acompañar una voz sensible y directa que constantemente se envuelve en preciosas armonías vocales. For Everyman es un claro ejemplo de ello, un disco para degustar como la figura que sale en la portada: sentado tranquilamente en un patio, o en el salón de casa, o en cualquier sitio donde te sentarías a paladear un buen vino. “Seguiré moviéndome, las cosas están a punto de mejorar estos días”.