Jaime Wyatt publica Wishing Well, un recorrido musical que recoge su experiencia en la cárcel y su recuperación

MARÍA F. CANET

La vida de Jaime Wyatt bien podría ser el perfecto argumento de un Western. Nacida en Los Ángeles -pero criada en el entorno rural cercano a Seattle- no sería la típica mujer sureña que espera el regreso de su amado bajo el porche del hogar. Jaime Wyatt bien podría ser una outlaw que cabalga por el desierto huyendo de la ley. Con tan solo 17 años, esta forajida firmó su primer contrato discográfico. Sin embargo, la falta de éxito la arrastró al consumo de drogas, algo que la apartó de la carretera, cuando tras robar al que fuera su camello, pasó ocho meses en la cárcel y seis de rehabilitación. Pero esto no consiguió apartarla de su objetivo, ya que entre rejas obsequiaba a sus compañeras de celda con versiones de Johnny Cash o Merle Haggard. En 2015 -ya fuera de prisión- publicaba su primer trabajo, From Outer Space, producido por Mark Howard (Lucinda Williams), que la situó en el mapa, como una de las nuevas voces femeninas del Country a tener en cuenta.

“I wanna wake up somewehre i don´t have to loose” es la declaración de intenciones con la que Wyatt se sincera en Wishing Well (Forty Below Records, 2017), tema que abre su segundo trabajo, Felony Blues, publicado en febrero de 2017. Una colección de canciones -bajo la producción de Drew Allsbrook– nacidas de su experiencia en la cárcel y de su recuperación, donde la desgarradora voz de la artista narra historias donde perdedores y corazones rotos son protagonistas. Es el lamento de una outlaw del S.XXI que anhela recuperar su mejor versión, como reza en Giving Back The Best Of Me. Canciones que perfectamente pueden acompañar un trago de whisky en la barra de un Honky Tonk o un solitario viaje por carretera. Felony Blues incluye además una versión de Misery and Gin de Merle Haggard y la colaboración de Sam Outlaw en You Loving Saves Me.