Jorge Decarlini: “El libro quiere despertar la curiosidad del lector, por lo que la previsibilidad lo mata”
Hablamos con Jorge Decarlini sobre ’20 canciones’, libro que se adentra en las letras de artistas como Bob Dylan o Aute
PABLO VÁZQUEZ
Tras brindarnos otras interesantes lecturas musicales como Toma de tierra de Bruno Galindo o Aquí vivía yo de Joan Vich, Libros del K.O. acaba de publicar 20 canciones, segundo libro de Jorge Decarlini. En sus páginas, el periodista andaluz desgrana historias, secretos, leyendas y un amplio anecdotario de numerosas canciones de artistas como Bob Dylan, The Beatles, Luis Eduardo Aute, Joan Manuel Serrat, Bruce Springsteen o Rocío Jurado, entre otros muchos.
F.R. ¿Cuántas canciones valoraste en un primer momento para incluir en el libro?
J.C. Primero hice una selección más amplia en la que quité siete u ocho canciones. No porque fueran peores, sino porque la estructura del capítulo o la historia que cuenta eran parecidas al de otra canción. La idea es que los capítulos sean diferentes tanto en estructura como en tema.
Tu anterior libro, ¡Milagro! – Éxtasis y sombras en El Palmar de Troya, nada tenía que ver con la música. ¿Por qué te animas ahora a hablar sobre ella?
Lo extraño fue el primer libro, no este. La música me apasiona desde siempre y ya he escrito sobre ello en diversas ocasiones. Si me lo dicen hace años no me hubiese creído que mi primer libro tratase sobre un tema tan rocambolesco y tan alejado de mi mundo: religión, sectas… Ahora he vuelto al carril, a algo más natural para mí, como la cultura y la historia.
¡Milagro! surgió después de haber investigado un poco sobre el tema, cuando me di cuenta de que esa historia aún no se había contado como debiera. Y me dije “¡la voy a contar yo!”. La investigación fue más dura que para este libro porque tuve que meterme en un mundillo y en una terminología que me son ajenos. Con 20 canciones ya estoy hablando de lo que sé (risas).
Este libro surge a raíz de los hilos de Twitter que empezaste a compartir durante la cuarentena. Muchas veces se describe esta red social como una lugar tóxico lleno de polémicas, gente ofendida y fake news, pero en tu caso te sirvió para iniciar y dar forma a este proyecto.
No se puede negar eso porque hay un alto componente que es así, pero a mí me sorprende que se obvie algo tan básico como que en Twitter la mayor parte del contenido que consumes lo puedes elegir tú mismo. Tú eliges a quién seguir, si entrar o no en los Trending Topics o qué buscar en el buscador. Como en toda red social hay un gran porcentaje de mierda, pero tú tienes la potestad de no consumirla o de ignorarla. Me sorprende esa generalización, que es correcta, pero fácilmente evitable.
Existe mucho contenido cultural interesante en Twitter. Los hilos, que se han popularizado mucho en los últimos años, me parecían una forma interesante de comunicación. Empecé durante el confinamiento porque se me cayeron mis colaboraciones en prensa y algo tenía que hacer en mi casa. Hay mucho público interesado en las letras de las canciones, mis seguidores se han multiplicado por mucho.
Imagino que mientras escribías e incluso ahora después de publicar el libro, cada vez que escuchas alguna canción con una letra interesante, debes estar pensando por dentro cómo será la historia que hay detrás.
Puedes disfrutar perfectamente de una canción sin tener ni idea de la historia que hay detrás, pero a mí siempre me ha gustado saberla y, ahora, también contarla. Es un extra para toda esa gente que quiere saciar su curiosidad. El libro es un resultado de la curiosidad, es algo que he hecho siempre.
La mitad de las canciones son en inglés y la otra mitad en castellano, salvo una en italiano. ¿Es algo buscado?
Sí que pensé en que me gustaría que fuese una selección equilibrada y no 15 en un idioma y 5 en otro, por ejemplo. También la procedencia de los artistas es variada: en los anglosajones los hay estadounidenses, canadienses, británicos e irlandeses, y en los de habla hispana los hay españoles, cubanos y argentinos.
Además de un trabajo de investigación importante, hay también mucha variedad en la narración de cada una de estas historias.
Quería que fuese un libro bastante variopinto en lo formal, con estructuras distintas en cada capítulo: crónica, entrevista, narración en primera persona, diario de viaje… Me preocupaba que el lector dijese “me he leído tres capítulos y ya se cómo van a ser el resto”. Es habitual que este tipo de libros, con capítulos individuales, se vuelvan previsibles. El libro quiere despertar la curiosidad del lector, por lo que la previsibilidad lo mata. En algunos me apoyo verso a verso en la letra, en otros casi ni se menciona. No quería que el lector descubriese mis herramientas para poder sorprenderlo o emocionarlo.
Hay artistas sobre los que es difícil escribir algo novedoso porque ya existen cientos de libros sobre ellos. Hablo de los Beatles y Bob Dylan, especialmente. ¿Cómo afrontas este reto?
Teniendo muy claro que a estas alturas no vamos a encontrar nada nuevo ni a inventar nada. Los datos biográficos que aporto están relacionados directamente con la canción y ayudan a su comprensión, no son datos wikipédicos al azar. En el caso de los Beatles había un detalle de la biografía de Lennon y McCartney que era interesante conocer para entender la complejidad de ‘Eleanor Rigby’. Con Dylan lo mismo: la mayoría del capítulo cuenta la historia real detrás de ‘The Lonesome Death of Hattie Carroll’ y solo aporto un par de datos suyos. Selecciono mucho la información para aplicarla a la canción, no para contar lo que ya todo el mundo sabe. Además, la gente que lee este tipo de libros ya sabe quiénes son y qué hicieron, por lo que no hace falta redundar en eso.