Koko Jean: «quiero ser el primer momento de muchas personas»
Tras el lanzamiento de su segundo elepé, nos adentramos en la fuerte personalidad de Koko Jean para conocer cuánto de ella hay en este disco
ROSALÍA DEL RÍO PÉREZ
La música afroamericana lleva inherente en sus letras la protesta. Nacida de las entrañas de la opresión y la lucha, ha sido desde sus inicios un poderoso medio de expresión y reivindicación para la comunidad afroamericana en Estados Unidos. Desde los espirituales y el blues hasta el soul y el funk, cada género ha servido como voz para denunciar las injusticias y celebrar la resiliencia de un pueblo para el que la música sirvió como refugio para lidiar con la deshumanización. Este legado reivindicativo se mantiene vivo y vibrante en el nuevo disco Love Child (Buenritmo, 2024) de Koko Jean & The Tonics.
Con una fusión de sonidos que rinden homenaje a las raíces del rhythm & blues y el soul, la banda catalana nos transporta a una era donde la música no solo entretiene, sino que también educa y empodera. Love Child es un viaje sonoro que explora temas universales de amor, lucha y esperanza, todo ello envuelto en una atmósfera que evoca la esencia de la música negra clásica.
En este álbum, la banda demuestra su maestría para capturar la autenticidad y la pasión de un género que ha sido fundamental en la historia de la música moderna. Cada canción es una declaración de intenciones, una celebración de la diversidad y una invitación a reflexionar sobre el poder transformador de la música.
No solo es un disco para escuchar, sino para sentir y vivir. Es una obra que honra el pasado mientras mira hacia el futuro, recordándonos que la música, en su forma más pura, sigue siendo un arma poderosa contra la injusticia y un faro de esperanza para todos. Y es el último trabajo de la mozambiqueña Koko Jean (1985), una mujer viajada y de mente despierta que lidera desde hace más de diez años a The Tonics: músicos con experiencia y gusto por el R&B y el soul como Dani Baraldés a las guitarras, Víctor Puertas al teclado y Marc Benaiges a la batería).
Juntos acaban de lanzar su segundo elepé grabado en La Casa Murada con Arnaud Fradin a los mandos de la producción. Un disco repleto de letras que sacuden conciencias con el que homenajean el ambiente social y musical de los años 70, y con el que dan un giro a su clásico sonido anterior, sonando más funkero y lleno de energía que sus anteriores trabajos. En 2020 publicaban el EP HairWhip, un álbum con solo cuatro canciones, también publicado por Buenritmo y producido por el músico, productor y experto en R&B Dani Nel.lo. Ese mismo año, a finales, sacaban el EP Please Mr. Milton y en octubre de 2021, lanzaban su primer álbum completo, Shaken & Stirred, con doce temas nuevos grabados en Feelback Studio de Barcelona, bajo la producción de Marc Tena Aguadé.
Entender esta quinta entrega es entender a Miss Koko Jean, y para eso hay que conocerla de cerca. Tal como reivindica, “que se me conozca no por leer las 10 cosas que se escriben por encima sobre mí, si no por como soy cuando estoy sola en casa, tomándome un vino”.
Eres cantante, compositora y una front woman carismática. No solo tu imagen y puesta en escena refleja un estilo particular, sino que, además, tus canciones transmiten mensajes que no dejan indiferentes a nadie y que servís camuflados en ritmos vibrantes y disfrutones. ¿Qué es lo que prima? ¿Hacer bailar o hacer pensar?
Koko: Principalmente yo tengo una filosofía que se transmite sobre todo en nuestros directos y es que nuestra música sirva para hacer que el público olvide sus problemas. Es una música muy desenfadada, que te hace viajar emocionalmente hacia la euforia, el romance, el enfado… Es como pasar por muchas historias y muchas maneras de ser. Es buscar el entretenimiento, pero obviamente llega un punto en el que todo ya se ha dicho y es cuando pasan las cosas. Si estás narrando historias del pasado tienes que tocar temas un poco más profundos de un personaje o de una sociedad.
Como en los orígenes del Jazz, que se narraban las escenas del día a día, del amor, del desamor…
Koko: Exacto. Siempre tiene estas temáticas, pero yo soy un poquito de observar las cosas que han cambiado y lo que no ha cambiado tanto. Este disco quiere representar esas cosas que no han cambiado y por las que seguimos en la lucha, como mujeres, como sociedad… Además, tiene el contraste de los años 60/70 con el ahora. Y es de lo que trata el disco. Te lleva al pasado, pero podrías perfectamente estar hablando de ahora mismo. Tiene esos matices vintage, pero habla de temas de hoy en día: de mi corazón, de mujeres, de la lucha contra la subida de precio de los alquileres, de cómo necesitamos salir más a la calle y no quedarnos en los bares quejándonos y de que cada sociedad necesita un héroe, como es el caso de la canción ‘Frank’s Zone’. Cada sociedad, cada década, cada momento necesita su Che Guevara. Por eso me planteé ¿dónde están nuestros héroes ahora? Tiene un poco de nostalgia porque a veces uno siente que en aquel entonces había mucha más pasión, muchos más héroes sociales, más marchas estudiantiles como las que había en Suramérica. Aún existen, pero ahora estamos distraídos por otras cosas. Ya no es una prioridad salir a la calle si no te da para pagar las facturas. Echo de menos tener un héroe, un ejemplo social y con este disco estoy poniendo un recordatorio de que, si las cosas no están bien, hay que unirse a una causa.
¿Crees que, igual por tu origen, tienes una mayor sensibilidad hacia temas sociales? O ¿es tu personalidad?
Koko: Mi personalidad absolutamente, pero también por mis padres, que fueron parte de esa generación en la que la música que escuchaban, y con la que crecí, hablaba sobre estas temáticas. También tengo la suerte de haber vivido en muchos continentes, por lo que puedo comparar qué es injusto y qué no, y saber dónde estamos como país… Siento que tengo un panorama un poco más amplio sobre el mundo (leo política exterior, etc.), pero veo más el día a día. Y creo que no estamos aquí para salvar el mundo, sino para salvar nuestro barrio, nuestro entorno. Algo no está bien y yo salgo cada día a la calle y me pregunto ¿dónde están las protestas? Por este motivo, cuando grabamos el videoclip de ‘Frank’s Zone’ hicimos un llamamiento a nuestros seguidores para que participaran en la escena final con pancartas que representaran sus luchas particulares, su ideal de sociedad… Frank es simplemente un personaje simbólico, el canal soy yo. Este es el propósito de la música, también inspirar a las masas. Al menos, de la música con la que yo crecí (Mercedes Sosa, Serrat…). Todas tenían un mensaje de pueblo unido. Y yo cada vez tengo más valentía de meter esos mensajes en mi música, para que en un concierto también haya un momento de reflexión. Esta es la magia de la música: cómo trasciende el tiempo.
«Cuando lo tienes demasiado claro es difícil dejar opinar a los demás, pero lo que sí queremos dar en cada disco es una experiencia diferente y cada productor tiene un sonido»
Musicalmente ¿en quién te ves reflejada? y ¿a quién te gustaría parecerte?
Koko: El ideal soy yo ahora, no intento ser otra persona. Una cosa es tener referentes, pero es que los míos son tan amplios, que no tienen nada que ver. Puede ser un cantautor chileno o de India… pero no tiene nada que ver conmigo como mujer, sino con mi educación cultural. Yo quiero ser un tipo de mujer, más que una persona en concreto. Un tipo de persona que inspire a las nuevas generaciones y las instigue a que no se duerman y que abran un poco su mundo. Que cuando me vean por primera vez sea un recuerdo que les dure toda la vida. Y nuestros conciertos son eso: quiero ser el primer momento de muchas personas. Eso es lo que quiero ser.
Volviendo un poco a este nuevo LP, había leído en alguna entrevista que te lo habías planteado como un musical…
Koko: De pequeña veía muchos musicales, era fanática de todos los que te puedas imaginar… Pero también veía esas películas que te hacían soñar y conocías a esos personajes y conocías el amor a través de personajes, el peligro a través de las bandas sonoras… Y la importancia de la música para narrar hechos. Inconscientemente hago los discos de esa manera. Y me doy cuenta después. Cada canción es como un capítulo. Pero con “musical” me refiero a que las canciones están conectadas. El orden empieza de una manera, luego sigue conociendo a un personaje, luego va a una parte romántica que es la balada, luego pasa a la reivindicación, a la fiesta, pero luego vuelve a una situación de blues… Es el diseño del que me doy cuenta ahora. Tiene un recorrido que fácilmente podría verse en la pantalla. Es una cosa con la que estoy jugueteando últimamente para un proyecto ¿por qué no?
O sea que igual ¿alguna vez lo vemos en formato audiovisual?
Koko: Tendremos que esperar al tercer disco, pero sí. El próximo tendrá sexo, amor, peligro… Todas esas temáticas. Aún no he empezado con él, pero estoy flirteando con la idea de que sea una trilogía.
Has pasado por diferentes países. A nivel musical esto ¿cómo te ha afectado?
Koko: Me gusta decir que me encontré con la música o que me convertí en lo que soy sin querer. Yo siempre he sido bastante nómada en todos los sentidos, muy flexible y abierta a estilos, a culturas… y eso creo que me ha ayudado a abrir mi camino, a sentirme en casa en el lugar en el que esté; a no enterrarme en una cultura, una manera de pensar, un estilo, una manera de vestir… Soy muy camaleónica, he probado distintos estilos de música y ahora lo que veo que hacen falta más mujeres, más mujeres negras, más mujeres negras con esta actitud… Y he creado mi propio nicho. Siempre fui muy rebelde, muy contramarea. No he inventado nada, simplemente he ido a por un tipo de canciones, un tipo de manera de vestir, de hablar, de comunicar con el público, diferente a lo que hacían los demás.
Para terminar, por enmarcar dentro de este elepé, habéis cambiado de productor… ¿Qué cosas nuevas ha tenido trabajar con Arnaud frente a otros trabajos?
Koko: Somos una banda fácil y, a la vez, difícil de trabajar porque solemos ir al estudio bastante preparados con lo que queremos. Cuando lo tienes demasiado claro es difícil dejar opinar a los demás, pero lo que sí queremos dar en cada disco es una experiencia diferente y cada productor tiene un sonido. Ya hemos trabajado con dos diferentes y los últimos discos suenan diferentes, porque cada persona aporta una sabiduría, una experiencia, un rodaje diferente. Queríamos eso: atrevernos a salir de nuestra zona de confort y la verdad que funcionó super bien porque Arnaud ya nos conocía, nos había visto en directo y me conocía como cantante. Y ha conseguido que el disco tenga un sonido un poco más de los años 70.
Por terminar, ¿qué canción sería tu preferida de este disco? O ¿cuál crees que va a ser la más coreada…?
Koko: yo diría que las tres canciones más importantes del disco, con un mensaje bastante personal serían Love Child que es el tema que abre y que fue el primer sencillo; luego Frank’s Zone y luego como balada estoy entre Never ever y I can’t Stand you, que es básicamente la cara B de Never ever, donde canto de una manera muy vulnerable. Y, en cambio en I can’t stand you soy yo quemando tu ropa. Es la antítesis. Es la misma mujer que ya ha pasado por distintas etapas. Creo que la gente conectará más con I can’t stand you por la letra, pero todo el mundo está diciendo que Never ever es un favorita porque tiene una sensibilidad, un romanticismo y es la primera vez que grabamos con violines, que era uno de mis sueños. Es un poco homenaje a mi mamá, porque es el tipo de balada que ella escuchaba, con esos violines de los años 50 y 60, esa música italiana y francesa. Una música que siempre está en mi cabeza. Me la imagino escuchándolo y gustándole. Love Child es una celebración de los errores que hacemos en la vida y de las cosas bonitas que pueden salir de estos errores; porque al final todo sale bien y te transporta a una época de comunidad, de barrio, de Small Town en Brooklyn. Solo una carismática y comprometida Koko nos puede dejar con ganas de más power.