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La compleja intimidad de Andy Shauf

EL CANTAUTOR CANADIENSE PRESENTA ESTA SEMANA EN ESPAÑA SU NUEVO ÁLBUM

 

ANDRÉS ESTEBAN GONZÁLEZ

La sencillez no está reñida con la complejidad. Si algo nos enseñaron los Beach Boys es que las sugerentes melodías pop pueden combinarse con los elaborados arreglos de la música orquestal más barroca y no solo no naufragar, sino crear una escuela que sigue siendo fuente de inspiración más de medio siglo después. La música de Andy Shauf habita en ese lugar en el que lo íntimo y lo expansivo coexisten de manera orgánica. Norm (Anti- Records, 2023) es la última entrega de la discografía de este multinstrumentista canadiense.

Procedente de la región canadiense de Saskatchewan, Shauf comenzó a tocar música con los instrumentos que llegaban a su casa desde la tienda de electrónica que regentaban sus padres. Tras unas primeras experiencias en la música rock cristiana por influencia familiar, Shauf se desligó de la religión para comenzar su carrera en solitario con la publicación de Darker Days (P is for Panda, 2009), un amable acercamiento al indie folk contemporáneo sobre anhelos y nostalgias amorosas construido sobre guitarra acústica, armonías vocales y banjo que se sitúa en la órbita tanto de Mumford & Sons como de los primeros Bon Iver. En 2012 presentó The Bearer of Bad News (Shuffling Feet), en el que empiezan a aparecer arreglos más delicados de piano, cuerdas y, sobre todo, vientos. El clarinete, que se ha convertido en la gran seña de identidad de la sonoridad de Shauf —y que le ha llevado a colaborar con Jeff Tweedy de Wilco—, lleva gran parte del peso melódico y comienza a arrastrar el estilo del cantautor hacia terrenos más sofisticados y cerebrales. Con este disco comenzó a asentar su nombre en la escena folk y en 2016 ejerció de telonero de The Lumineers en su gira europea.

“La música de Andy Shauf habita en ese lugar en el que lo íntimo y lo expansivo coexisten de manera orgánica”

Ese mismo año publicó The Party (Anti- Records, 2016), con un importante peso de los teclados y en el que se instala definitivamente en un chamber pop suave y preciosista en la estela de Sufjan Stevens o Fleet Foxes y reminiscencias de referentes como Elliott Smith, Paul Simon o la influencia reconocida, sobre todo en las letras, de Randy Newman. La variada instrumentación también remite en ocasiones al carácter desenfadado y juguetón de los franceses Phoenix aunque en una versión más calmada e introspectiva. Es The Party un disco conceptual que no nació como tal, pero que acabó reuniendo las inquietudes y desencuentros de una serie de personajes que acuden a una fiesta en una casa. Este recurso, con el que ya había experimentado anteriormente, vuelve a aparecer en The Neon Skyline (Anti- Records, 2020). Este álbum, que adquirió cierta notoriedad después de aparecer en la playlist veraniega anual de Barack Obama, ya sí fue planteado desde el inicio como una historia lineal, centrada en este caso en el Skyline, un bar real al que Shauf acudía habitualmente en Toronto, su lugar de residencia desde 2016. El personaje protagonista narra sus torpezas y desengaños amorosos con una antigua pareja con la que se reencuentra, y cada canción añade un capítulo a la historia, en otra demostración de la capacidad de Shauf para describir situaciones cotidianas con perspicacia y gran inteligencia emocional.

Al año siguiente apareció Wilds (Anti- Records, 2021), que recupera algunos de los personajes de The Neon Skyline en una suerte de secuela muy libre con un sonido algo más minimalista, y, en 2023, Shauf regresa con Norm. En esta ocasión el canadiense ha trabajado con sintetizadores para dar forma a un disco construido más sobre melodías y menos sobre acordes y con una instrumentación menos densa que en trabajos anteriores pero sin abandonar el estilo lánguido e hipnótico que le caracteriza. Como ya pasara en The Party, aunque la intención de Shauf era escribir historias independientes, pronto la idea de un arco narrativo fue apareciendo hasta convertir Norm en otro álbum conceptual. En este caso, y con la influencia directa del ‘Mulholland Drive’ de David Lynch, narra la inquietante historia de amor de un personaje extraño que acaba revelándose como un acosador, contada desde el punto de vista de distintos personajes.

Todas estas historias, más las que presumiblemente vengan en el futuro, configuran el universo particular de Andy Shauf, un universo íntimo, de personajes imperfectos en situaciones cotidianas, de incertidumbres e incomunicaciones. Una música tranquila pero firme, suave pero laberíntica. Tan compleja, tan sencilla.