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Coltrane

La elevación terrenal de John Coltrane

Se cumplen 60 años de la publicación de Giant Steps, trinchera de la renovación jazzística

 

GUILLERMO GARCÍA-VALDECASAS

En el jazz se gestaban cambios teñidos de modernidad antes del esplendor de los años 60. Desde el minimalismo del jazz modal, economizando acordes, hasta la improvisación anárquica del free jazz, lo más próximo al punk que ha manifestado la gran música de Nueva Orleans. Dentro de esta vorágine se ubica John Coltrane, magna figura del saxo y uno de los iconos más representativos del género: “Me preocupa que lo que toco a veces parece un ejercicio académico e intento cada vez más y más hacer que suene más bello”. Estas palabras de Coltrane, recogidas en las notas de Giant Steps, le sitúan en el centro de este contexto transformador y anticipa las pretensiones creativas que tenía entre manos.

El tándem John Coltrane-Miles Davis se encontraba activo a principios de 1959 grabando el álbum Kind of Blue, epicentro del jazz modal. Poco después de culminar este primer símbolo del nuevo jazz, Coltrane fichó por la discográfica Atlantic Records y afrontó su visionario sonido logrando otro importante hito. Con la ayuda del pianista Tommy Flanagan, Paul Chambers al contrabajo y el baterista Art Taylor publicó en 1960 Giant Steps, quinto álbum como líder y punto de inflexión en su carrera con siete composiciones originales dentro del marco del hard bop, atenuante del las melodías cargadas del bebop. Su insaciable práctica instrumental queda patente a través de la complejidad compositiva y la improvisación virtuosa.

En plena inauguración ya se rompen moldes: `Giant Steps´, tema que da nombre al álbum, renueva el standard de jazz con una inocente melodía tejida en una complicada red de acordes, algo que ni el bebop más maquiavélico hubiera imaginado. Esta fórmula conducida a altas velocidades hizo que la improvisación registrada por Flanagan en el piano quedara sofocada bajo la obra inédita. Otro tema en esta línea es `Countdown´, un `Giant Steps´ con esteroides. Coltrane, en duelo con el swing frenético de Taylor, estalla en una improvisación que nada envidia al free jazz más acuciante de Ornette Coleman. Sin aparente punto de llegada, el solo aterriza con la banda al completo y la melodía principal cómo epílogo. Ambos temas muestran un rasgo característico de Coltrane: a lo largo de sus densas improvisaciones recrea giros que ubican el tema.

 

Algunas de las obras del disco suponen guiños emotivos. En `Mr. PC´ agradece a Paul Chambers sus años de apoyo en las cuatro cuerdas. Con este tema Coltrane aporta su granito de arena al blues con el blues menor, acordes y tempos que distan de los ancestros germinados en las tierras del Misisipi. En ‘Cousin Mary’ el aroma del blues queda sintetizado en melodías de apenas tres notas. En `Syeeda´s Song flute´, regalo para los oídos de su hija, piano y bajo caminan sigilosos ante notas con dosis de intriga. La emotividad alcanza su máximo en `Naima´, que incorpora puntualmente a Wynton Kelly y Jimmy Cobb en piano y batería respectivamente. El exotismo melódico de esta balada, dedicada a su esposa, sobrevuela a un bajo etéreo suspendido en el tiempo.

Giant Steps, más allá de la literalidad, supone un paso gigante para el jazz. En vísperas de constituir su cuarteto y el eje triangular John Coltrane-Mccoy Tyner-Elvin Jones, Coltrane logró alumbrar un camino de horizontes creativos. El destello de esta luz culminó en la senda del misticismo hermanado a la psicodelia, donde el antiformalismo musical levita a grandes distancias del suelo.