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Lady Blackbird, la nueva dama del jazz o como morir un poco para nacer

Recuperamos el disco ‘Slang Spirituals’, una joya que si se te pasó descubrir aún estás a tiempo

 

FRANKY LP

Lady Blackbird es mujer, negra y queer, nacida en Nuevo México y educada en un entorno religioso ultra cristiano. Con estos datos se puede suponer que no ha llevado una vida fácil. Su primer disco, Black Acid Soul (BMG, 2021), fue una colección de versiones grabado en vivo a modo de cuarteto de jazz que pretendía ser una presentación de su voz, delicadamente acompañada por piano, bajo y guitarra. Voz que encuentra sus orígenes e influencias en el propio sobrenombre de la artista: Lady por Lady Day (Billie Holiday) y Blackbird por Nina Simone, asemejándose a ellas en lo mágicamente expresiva que es su manera de cantar.

Slang Spirituals (BMG, 2024), en cambio muestra a la compositora. Y lo hace a través de 11 canciones donde expone las causas de su dolor y las formas que ha encontrado para superarlo. La portada que allí era una foto de la artista ante un micrófono, aquí se transforma en una pose similar, de mirada esperanzadora hacia el futuro, pero rodeada de formas geométricas, a modo de boceto inacabado que pretende transmitir que su biografía está en permanente construcción.

Lo que allí era una producción desnuda, aquí se convierte en ampulosa y cargada, al modo de los discos de los 70 de Stevie Wonder o incluso del What’s Going On de Marvin Gaye. Y no podía ser de otra forma, pues comparte con estos el querer transmitir un gran mensaje. Si el de ellos era político, incluso ecologista, el de Lady Blackbird es de aceptación, liberación y sanación.

Se abre el disco con ‘Let Not (Your Heart) Be Troubled’, un gospel de los que van directos a cosquillear el alma, donde mientras el coro repite incansablemente: “Que no se turbe tu corazón”, Marley Munroe (nombre real de la artista) recuerda que quizás sea imposible no sufrir, pero: “tus pruebas, el dolor que te ata cada día/Todo eso también terminará”.

 

En ‘Like A Woman’, un soul muy a lo ‘Chain Of Fools’ de Aretha Franklyn habla de su sexualidad y deja otra frase que debiera guiar el camino de todos: “No nacimos para sentir odio”. Pero es en ‘Reborn’ donde el mensaje queda claro. Por un lado, la aceptación: “No culpo a nadie más”. Por otro la superación: “Morimos un poco para nacer de nuevo”. Sí, es imposible evitar el dolor. Pero es necesario transitarlo para superarlo. Ese renacimiento se muestra en la letra y en la melodía, a través de una deliciosa y cinematográfica catarsis donde mientras los instrumentos marcan una nota distorsionada, ella rasga la voz hasta casi romperla en varios sanadores “Yeah” y el coro responde gritando: “Libertad”.

En la muy folk y casi dylaniana ‘Man On A Boat’, deja la preciosa imagen de sentirse constantemente como si estuviera en un barco a la deriva mientras exclama: “Voy a sincerarme/Lavarme como nunca antes/Hay Un Río/Justo afuera de mi puerta”.


Y entre otros temas con arrebatos psicodélicos o jazz pantanoso de New Orleans, se esconde el estribillo inolvidable de ‘The City’, soul celebrativo y luminoso, donde recuerda que la única manera de superarse es a través de la adversidad y que además esa sanación debe ser en y con la comunidad: “Muéstrame la alegría de la ciudad/No hay tiempo para la compasión/Hazme reír hasta mañana/No hay tiempo para la tristeza/…En la ciudad”.

Quizás no sea el mejor disco del año, pero seguro que es uno de los más necesarios. Porque con independencia de nacionalidad, género o raza, todo ser humano sufre y todo ser humano busca ser feliz. Y aquí Lady Blackbird confiesa a quien la quiera escuchar que no está solo en su dolor: ella también sufre y ella también busca ser feliz. Pero ha encontrado la manera de superar la aflicción expresándola a través de su música. Arder en llamas con la sinceridad de sus letras para nacer de nuevo. Y pareciera desear que estas canciones ayuden al oyente a descubrir su propio camino hacia la sanación.