Los Pilotos, un océano de músicas
Los Pilotos publican su tercer álbum, Alianza Atlántica
JAVI TEJERO
Cuando se aborda una idea grande, tan grande como la superficie del Atlántico, hace falta determinación y paciencia para sacarla adelante. También juegan las circunstancias, la vida misma, que siempre va a interponer desvíos en el camino que habías trazado. Pero esos desvíos pueden ser una oportunidad para elaborar a conciencia, para pulir cada nota de una canción hasta dejarla en el grado de brillantez exacto y para planificar la estrategia de publicación. En 2018 Los Pilotos, grupo formado por Floren y Banin, de Los Planetas, editaban un EP llamado Alianza Atlántica. Era la primera piedra de un proyecto ambicioso y meditado: crear un cancionero en colaboración con artistas de diversos países de Latinoamérica, músicas de ida y vuelta en el contexto del pop electroacústico, o “electrónica orgánica”, como a ellos les gusta denominarlo. Ahora, en junio de 2021, ve la luz la culminación de este proyecto: el LP Alianza Atlántica (Casamaracas, Vigilad los Cielos).
“En un principio nuestra intención era ir sacando entregas en distintos EP, pero con la pandemia todo se paralizó. Para febrero de 2020 teníamos listo el segundo EP, pero según llegaban noticias desde China decidimos pararlo para no sacarlo con todo el mundo encerrado. Seguimos creando canciones pero sin publicarlas, hasta que juntamos material suficiente y vimos el momento de lanzarlo en formato LP”, afirman. El resultado es un disco en el que se nota el trabajo a fuego lento, hecho sin prisas y con la atención puesta en todos los detalles. El germen de esta idea hay que buscarlo aún más lejos. “Con Los Planetas empezamos a viajar por Latinoamérica en torno a 2005, y había músicos que se acercaban para darnos sus discos y que los escuchásemos. En aquel entonces internet no ofrecía tantas posibilidades como ahora, no había plataformas de streaming, y esa era la única manera de descubrir música nueva”. Hablan del hallazgo de una escena que les encantó, que han querido reivindicar y que les ha llevado a unir lazos a través del Atlántico, dando fuerza al idioma común.
En total han sido diez artistas o grupos distintos los que han colaborado en este trabajo, dando a cada una de las once canciones que lo componen una personalidad distinta dentro del estilo. Se ha grabado en doce estudios de siete países diferentes, todo coordinado por los propios Pilotos, una labor compleja. “Iniciamos los contactos con la ayuda de Juan, de Casamaracas. Después nosotros nos comunicábamos con los músicos y los distintos estudios de grabación. Teníamos las canciones preasignadas, para enviar las bases y que el colaborador le diera su propia personalidad y la completara. Algunas las mandábamos terminadas, quitando la parte vocal para que ellos cantaran sobre esa base. Casi todos han hecho su aportación personal, otros sólo interpretan lo que les enviamos”. Las letras son de los artistas colaboradores, excepto en dos temas, obra de Nacho Canut y de Luis Troquel. “Nos lo mandaban de vuelta con su parte incorporada y ahí empezaba nuestro trabajo de producción en el estudio de Carlos Díaz, un piloto más que siempre nos está asesorando y aportando ideas”. La producción cambia según el deje de cada voz, la forma de cantar, y, en ocasiones, se generan nuevas melodías e ideas. Describen un proceso largo y laborioso, en el que la ida y vuelta del material alargaba los plazos.
Son muchas las historias derivadas de la interacción con tantos artistas, y tanto Pilotos como el resto de participantes han quedado muy satisfechos con los resultados. Floren resalta la doble intervención de Pedrina (cantante de Colombia), la única que repite en el disco. “Nos gusta mucho cómo interpreta, su manera de cantar y la gran implicación que ha tenido”. Banin habla de Pamela Rodríguez (cantante de Perú), con quien afirma, hay muy buena sintonía y una relación muy fluida y natural. Su voz ha sido la elegida para defender este repertorio en directo. “Durante la pandemia se vino a España y esa circunstancia ha permitido que acepte ser nuestra cantante para los conciertos. Para nosotros es muy importante que una de las cantantes que ha participado en la grabación actúe con nosotros, además que se ha implicado mucho en un proyecto que no es suyo. De no haber sido así habríamos tenido que buscar a otra persona cuya voz y características se adecuaran al repertorio, y que tuviera una energía que nos convenciera”.
Sobre las dificultades que plantea llevar a escena un disco así reconocen que su intención no es centrarse en el directo: “Hay que poner en valor también la creación, el crear canciones, buscar cosas nuevas y hacer discos. Somos conscientes de que trasladar este trabajo al escenario es difícil. Por otra parte, nosotros ya tenemos un volumen alto de actuaciones con Planetas y Fuerza Nueva, por lo que hacer giras no es el objetivo prioritario en este proyecto”. Hacer una presentación en directo con todas las colaboraciones resultaría prácticamente imposible incluso en condiciones pre-pandemia, pero sí que estaría prevista la participación de alguno de los artistas dependiendo del lugar de la actuación. “En algún festival podría ser más fácil coincidir y sería la idea, claro, pero las posibilidades son remotas”. De momento tienen algunas fechas cerradas, y reconocen que hay muchas ganas de concierto.
El trabajo sale en doble vinilo con un diseño elaborado. “Somos amantes de los vinilos, nos gusta cuidar el formato, la imagen, la temática, que la portada no sea cualquier cosa”. Para ello supervisan todo el proceso al publicar bajo su propio sello, Vigilad los Cielos. “Al no haber tantos intermediarios tienes el control sobre todos los detalles y minimizas los errores. Que también puede haberlos, pero no suele”.
Alianza Atlántica es una obra ambiciosa y muy bien trabajada, con un planteamiento brillante que teje una red de hermandad entre las dos orillas del océano y que permite descubrir otros mundos musicales. Pop clásico con toques frescos, a ratos bailable, una obra coral con una base común, acabados de distinta factura y personalidad, y con el barniz del estudio de Santa María de la Vega de Granada.