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Morgan, sin miedo a lo desconocido

La banda madrileña no teme a probar nuevos registros sonoros en su último disco, Hotel Morgan

 

ROSALÍA DEL RÍO PÉREZ | @nenarene

Para el común de las personas, los hoteles suponen una mezcla de emociones: la aventura, el amor, la comodidad del lujo y, a veces, la melancolía de la soledad. Estos sentimientos encuentran eco en la música, donde los hoteles se convierten en símbolos de transición y cambio. Hotel Morgan (North Records 2025), nuevo disco de Morgan, es una exploración profunda de estos temas que ofrece a los oyentes una ventana de once canciones que transmiten a través de sus historias la experiencia única del camino de la vida, y la conexión emocional que los hoteles tienen para los músicos y sus fans. Un título que, no sólo evoca la idea de un lugar de descanso, sino que también rinde homenaje a la relación íntima que los músicos tienen con los hoteles durante sus giras; ya que, más que simples alojamientos, se convierten en santuarios temporales donde encuentran refugio y creatividad.

Para hablar de este nuevo lanzamiento, su cuarto álbum de estudio, Nina de Juan (voz y teclados), Paco López (guitarra y voz), David Schulthess (teclado) y Ekain Elorza (batería) se sientan a una mesa en un burger bar de la madrileña calle de Gran Vía y dilucidan sobre cuál es la “suite presidencial” de este disco-hotel. Ekain y Paco coinciden en Error 406 porque “es la primera que llegó, la primera que nos mandó Nina” y “porque es el tema más grande y lujoso”. A lo que Nina asiente y apostilla que “salió solita durante la gira. No solemos planear mucho las cosas, pero con esta canción ya vimos que se venía lo siguiente”.

«Las canciones son el canal para seguir sacando de la cabeza lo que no puedo tampoco expresar de otra manera que no sea cantar”

Un siguiente elepé que transita desde los anteriores North (North Records, 2016), Air(North Records, 2018) o The River And The Stone (North Records, 2021) hacia sonidos más relacionados con el blues o el soul sin dejar de lado el folk. Una especie de Ruta 66 a la europea que los llevó a través de más de 4.000 kilómetros desde Madrid al paisaje de la isla de Ginke (Noruega) para, durante nueve días, dar forma a un brillante y reposado Hotel Morgan en el estudio Ocean Sound, que no hubiera salido igual de haber sido concebido en otro entorno. “El sitio afectó a nuestro estado de ánimo y ayudó a darle una personalidad especial, sobre todo por cómo nosotros estábamos allí y cómo vivimos todo el viaje”, comenta Ekain. Una elección más o menos fortuita ya que todo fueron “señales” hasta llegar ahí, “a ese idílico sitio geográfico y musical”. Un viaje mágico en el que los acontecimientos se han ido dando de manera natural, permitiendo a Morgan ser fieles a su esencia vital de no plantearse las cosas demasiado y de confiar en el azar. “Queríamos hacer el viaje, queríamos ir en furgoneta hasta allí, y era complicado organizarlo, pero Chuches se ha encargado de todo, ha sido prácticamente el road manager. Y todo era llegar a un sitio y que la luz fuera preciosa, que de repente pararas en un hotel y resulta que estábamos solos, por lo que sea, nadie más lo había alquilado y tenía un piano… Este disco ha tenido mucho de esos ingredientes que no te esperas, y ha salido todo bien”.

Hotel Morgan habla de muchas cosas, sobre todo de cosas que duelen y que la cálida voz de Nina no hace que duelan menos. Son pasajes cercanos que cualquiera lleva dentro y que emocionan especialmente en la escucha detenida, encontrando en Cruel el trasfondo sincero del desamor “y pido al cielo que me libere de este tormento que duele/ que ya no quiero quererte”. Y también hay rabia, como en la acústica Arena donde Nina logra con su desgarradora voz sacarnos una sonrisa malvada con la que “te devuelvo uno a uno tus puñales” y con la que echaríamos mano a una botella de Bourbon para acompañarla. Letras más sensibles que “son el canal para seguir sacando de la cabeza lo que no puedo tampoco expresar de otra manera que no sea cantar. Son todas muy autobiográficas y tratan de lo que te aqueja dentro”.

Lo hacen en inglés, como en sus anteriores trabajos, pero con ciertas licencias en castellano. En Hotel Morgan conviven los dos idiomas porque “es lo natural. Si estás de repente tocando y se te ocurre una melodía y una palabra encaja en esa melodía, pues sale como te haya venido. Unas veces es en inglés y otras en español. De hecho, en Error 406 estaba yo barriendo el patio y como con el ‘rinky-rinky’ en la cabeza todo el rato con el mismo movimiento y salió así en ese momento y ya está, ya no le doy más vueltas… Esta claramente ha salido en inglés, pero podía haber sido perfectamente en español. Nosotros no le damos mayor importancia, lo que surja naturalmente. Son herramientas que tienes a tu disposición y decides usar una u otra, sin forzar”.

En este disco se nota también algo diferente, la labor del productor Martín García Duque (The Limboos, Speak Low, Aurora & The Betrayers) con quien la banda quiso trabajar “para cambiar el sonido y la manera de grabar”. Con él aforan haber perdido el miedo “a grabar por separado, a cuidar cada instrumento con un sonido concreto para que hiciese cierta labor, en vez de como hacíamos hasta ahora, que había sido tocar las canciones y encontrar el sonido común y quedarnos con la toma que más nos gustara. Pero esta otra manera también me ha parecido muy, muy interesante”. Una manera de afrontar los temas de forma “quirúrgica” y “muy pensada” que ha “venido muy bien a las canciones, ya que Martín tiene muchísima música en la cabeza y mucho sonido”.

Con Hotel Morgan girará esta primavera por toda España, “vamos a estar desde marzo hasta junio en una fila de teatros que imponen”. Un trabajo que sí impone y que los vuelve a colocar como una de las grandes bandas del panorama nacional actual.