Mujeres: una vuelta de tuerca entre risas
Entrevistamos a Mujeres sobre su nuevo disco, atrevido y novedoso, una excepción en su discografía
JORGE OCAÑA
Mujeres han conseguido lo que tantos grupos ansían: una seña de identidad. Un lenguaje propio construido a partir de cuatro acordes de guitarra, distorsión garajera, melodías pop adolescentes y unas letras despojadas de artificios, reduciendo el idioma casi hasta sus huesos, para poder moldearlo a su gusto.
Las prisas y una agenda muy apretada no impiden a Yago Alcover (voz y guitarra), Pol Rodellar (bajo) y Arnau Sanz (batería) sentarse con la tranquilidad que merece un disco tan importante para ellos como Desde Flores y Entrañas (Sonido Muchacho, 2023). Atrevido y novedoso en lo sonoro, reafirmante en su discurso, el elepé es una notable excepción en la discografía de la banda. El éxito de su anterior largo, Siento Muerte (Sonido Muchacho, 2020), ha permitido a los barceloneses afrontar la composición desde una posición privilegiada: “Somos conscientes de que ahora nos va bien y esto se nota al hacer un disco”, cuenta Yago con la ilusión de alguien que lleva picando piedra más de quince años y comienza ahora a recoger los frutos.
Esta nueva condición y una lesión de espalda del vocalista han permitido a Mujeres indagar en lo que en principio iban a ser caras B de singles y que han acabado formando un disco doble repleto de rarezas. Tanto, que los llevó a cuestionarse el alcance que podía tener continuar con rienda suelta por estos derroteros. “Es que yo decía, <<joder, nos estamos pasando con esto>>, y ellos tiraron para adelante”, confiesa Arnau antes de que Pol pueda justificarse: “en algunos temas decíamos <<esto es demasiado jodido para meterlo en Mujeres>> y pensamos que molaría hacer un casete que se llamara Canciones Tristes y Canciones Risas en el que incluirlos”, pero acabaron todas en el disco. Estas rarezas han surgido de explotar una forma de expresarse que comenzó con su primer EP en castellano, Aquellos Ojos (Canada, 2014), recogiendo el testigo estilístico y sonoro de bandas españolas yeyé de los 60 como Los Brincos. Fue “un ejercicio de estilo, de adjetivos muy rebuscados y un lenguaje rocambolesco”, explica Pol, recordando la inercia que los inundó al abandonar el inglés y que recondujeron finalmente en algo “menos caricaturesco”, pero igual de reconocible, y que ahora diferencia a Mujeres del resto de la escena punk-pop guitarrera, junto con grupos como Carolina Durante, Kokoshca o Nueva Vulcano.
Sin embargo, en Desde Flores y Entrañas han regresado a ese lenguaje casi esperpéntico y, desde Aquellos ojos, que eran turbios, han llegado a Sentir dentro cosas rotas, cosas tristes / y se apagan todas las otras, cosas risas (fragmento de ‘Se Contempla una Opción’). De alguna manera, en Mujeres han conseguido colmar de significado versos esqueléticos, Somos movimientos y acciones / y tenemos cosas fuera y dentro, buscando conectar a base de eliminar la poética en historias que podrían no ser de nadie y que acaban siendo las de todos. Tal y como lo cuenta Yago, parece sencillo: “Cogemos ideas muy primitivas, de rock and roll adolescente e intentamos tratar grandes temas, pero no los vemos desde una posición elevada, eso se lo dejas a un cantautor. Lo nuestro al final es música para pasarlo guay. Música risas”.
La prueba del éxito de esta fórmula no está únicamente en las salas de cada vez mayor tamaño o en los festivales de más renombre. Sus seguidores merecen el estatus de hooligans en los directos y han creado con ellos una conexión que nace de la apertura, de mostrarse sin tapujos en todo momento en sus redes sociales y en cada entrevista o evento. En Mujeres no cabe el secretismo ni los aires de superioridad de la estrella del rock; como deduce Arnau, casi sorprendido por la obviedad: “No sé si es porque la gente ve que somos exactamente igual que ellos, pero da gusto”.
Componen himnos y los celebran con hinchas, pero la banda barcelonesa siempre ha construido sus letras con un tono crítico con la sociedad y un punto irónico que se acentúa con la bajada de revoluciones de Desde Flores y Entrañas. Yago, Pol y Arnau son gente corriente que vive en “una realidad que cada vez nos resulta más incomprensible”, que se acaba colando inevitablemente en sus letras. “No queremos hacer canciones muy politizadas, pero sí que hemos vivido esta mediocridad de alquileres, contratos laborales jodidos… Nos gusta que los protagonistas de nuestras historias sean personas que estén al límite y que lo que tienen alrededor les está destruyendo”, cuenta Pol sin pretender darle mucha importancia, aunque es sin duda una de las claves de la acogida de su música, más patente que nunca en temas como ‘No Puedo Más’ o ‘Doblemente Mal’.
Con algún retazo de sus inicios más garajeros, pero sobre todo con canciones con más poso y menos caña, Desde Flores y Entrañas no deja de ser Una vuelta entera que nos devuelva al inicio (‘Las Victorias y Derrotas’). Tres amigos en una habitación haciendo canciones a partir de cuatro acordes.