El magnetismo de la luna hecho canción
El quintento de Pamplona acaba de publicar su quinto trabajo de estudio
MARÍA CANET
Transformar el magnetismo de la luna en canciones, eso es lo que ha conseguido Juárez con su último disco Luna Menguante (Lunar Discos, 2022). La banda de Pamplona formada por Cristina Aranguren (guitarra y voz), José Palanca (guitarra y voz), Izaskun Munarriz (sintetizador, percusiones y voz), Íñigo Maya (batería y percusiones) y Alberto Rodríguez (bajo), presentaba hace escasos días su cuarto larga duración. Once composiciones en las que, sin alejarse del poso garajero tan presente en su discografía, experimentan con la psicodelia y el pop en sus diferentes vertientes, en una apuesta por la complejidad de las melodías. Si su anterior trabajo Entre Palmeras (Lunar Discos, 2020) transportaba al oyente a un veraniego paisaje cercano a la costa e invitaba a saborear cada rayo de sol, Luna Menguante transita por la nocturnidad, por escenarios menos amables pero igual de inspiradores. La soledad y los cambios en la vida de una persona son los grandes protagonistas del elepé.
Esa niebla espesa que impide pensar con claridad se transforma en un sólido muro de guitarras eléctricas en ‘Nébula’, corte que abre el disco, tras el que se diluye la voz de Cristina que proclama “a esos días muertos no quiero volver más”. ‘Duerme Entre Tú y Yo’ es un viaje psicodélico con el paso del tiempo como protagonista; los futuristas sintetizadores y la redundante percusión acentúan esa sensación de letanía. Temas como ‘Tan Lejos de Casa’, cantado por José, un eficaz ejercicio de pop noventero de alegre melodía, o la esperanzadora ‘La Historia Interminable’ (“tenemos cielos aún por conquistar”) sirven para rebajar esa atmósfera de densidad.
A dúo, Cristina y José logran fotografiar la muerte del amor en ‘Crucificarte’; la melodía de ambiente tropical transmite esa pasividad que aletarga y capta la desidia con la que a veces se dejan morir las relaciones. El contrapunto lo ponen cortes como ‘Laberinto Sin Final’ o ‘Estela’, que poseen la viveza del garage y del surf. ‘Luna Fría’, pieza ambiental donde la percusión pauta el ascenso para romper con un solo de guitarra y destellos de sintetizadores, y la fronteriza ‘La Luz de Abril’, son los cortes más evocadores del álbum, capaces de transmitir imágenes de rincones poco transitados en la noche. ‘Invierno’, parece creada para observar la nieve caer tras el cristal; de nuevo el reflejo de la incapacidad de mover ficha ante los vaivenes sentimentales. ‘Caléndula II’, bella balada acústica, llega como el final del ciclo lunar para cerrar el disco.
Luna Menguante es un disco ecléctico en el que las texturas de las melodías de la banda de Pamplona combinan la simple eficacia del pop luminoso con el poder de descubrir un nuevo matiz en los cortes más ambientales. Un álbum para fundirse con la soledad de la noche bajo la siempre vigilante mirada de la luna.