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Repion

Repion: antídoto grunge rock contra los viejos fantasmas

Las hermanas Iñesta regresan tras cinco años de silencio con su grunge rock para sacudirse la nostalgia

 

MARÍA CANET

Recordar es vivir dos veces. O quizás sea morir en el intento. De esos momentos que quedan cosidos a la memoria, al alma, que, en ocasiones sacuden vidas, o, al contrario, las alimentan, nacen las nuevas canciones de Repion. El dúo formado por las hermanas Marina y Teresa Iñesta regresa con un elepé homónimo tras 5 años de silencio. La espera no es sinónimo de falta de nuevo material, sino de tiempo; Marina acompaña como bajista a Mikel Erentxun, mientras que Teresa es batería de Aiko El Grupo o Yawners. Repion (Mushroom Pillow, 2023) es el tercer elepé del dúo que ya lleva más de una década en activo. Dos discos —La Lágrima y La Naranja (autoeditado, 2014) y Amapola Dueles (autoeditado, 2016)— y un EP, Donde Escapa la Luz (Galerna Norte, 2018), situaron a las cántabras en el panorama nacional. Aunque por derroteros más próximos al grunge, forman parte de una generación que, como sus paisanos Los Estanques, Pablo Solo, o los madrileños BRAVA, han reavivado la llama del rock en España.

El álbum, producido por David Baldo (Los Nastys, Aiko El Grupo, Naked Family, Vancouvers) es ante todo un trabajo visceral, en el que las emociones afloran sin filtro, como la sangre que brota nada más abrirse la herida. Algo que acompaña una sonoridad potente y una producción cruda, casi desnuda, en la que guitarra y batería son las absolutas protagonistas. Electroshock que, en el intento de borrar la memoria, la aviva. La descarga comienza con ‘Brillante’ a base de potentes guitarras y batería. Una tensa atmósfera empapa el tema con un tempo entre la velocidad y la calma, destellos de ternura entre la pasión, mientras sentencia: “algunas cosas nunca se arreglan, se quedan clavadas”. De aquellos recuerdos que se convierten en astillas, a historias que son fácilmente olvidables; ‘Pronto’ rebosa sinceridad con una melodía cruda en clave grunge y versos que ahondan en la realidad: “nunca te conocí, ni te vi llorar, no me acariciaste la cara, no hemos cerrado ningún candado”. Tiempo para la impotencia y las ganas de una segunda oportunidad. Medio tiempo afilado, ‘Tu/Mi Colonia’, próxima al pop, evidencia esos momentos de confusión, entre la impotencia y las ganas de una segunda oportunidad: “no quiero que seas una canción porque no te lo mereces y ojalá tengas ganas de verme”.

Entre dardos que buscan destinatario, ‘Barrio Somavilla’ es ese lugar seguro de la infancia, cuya memoria evocar cuando se añora algún abrazo. Un tema dulce, en el que no falta ese muro guitarrero donde las Iñesta se evaden de las obligaciones de la edad adulta mientras rememoran los veranos de niñez en su Cantabria natal, al romper algún viento sutil. El dolor de las primeras traiciones —“éramos tan pequeñas, éramos unas niñas”— aparece en ‘La Madriguera’ mientras ‘En Todo Momento’ retoma la crudeza del rock noventero con una contundente batería entre recuerdos de alguien que ya no forma del día a día, pero no se va del pensamiento “estás ahí todo el tiempo, intentando existir conmigo”.

La soledad late como corazón en la garganta en el cambio de tempo de la batería de ‘Sin Hablar’; el bucle de la guitarra lo-fi toma las riendas en ‘Monstruos de Río’, que alcanza tintes de rock épico en el estribillo al mismo tiempo que aparece la culpa, “por ser como soy, por ser como quiero”. Nirvanera y directa en el mensaje, con ‘Qué Soy Yo Para ti’ las hermana ponen las cartas sobre la mesa antes de volver a un clima íntimo propiciado por las dos composiciones finales, ‘Canto a la Luna’, oscura, reposada y con gran protagonismo de lo instrumental, y ‘Una Sonrisa’, donde palmas que siguen un compás aflamencado buscan despojarse de los miedos y las ataduras. Once canciones crudas, en bruto, que enseñan a contemplar la nostalgia desde otra perspectiva; algo que remueve, pero no duele. Un recuerdo que visitar, pero en el que no quedarse a vivir. Repion ha encontrado el antídoto grunge-rock contra los viejos fantasmas.