The Whitmore Sisters: la casa de los fantasmas
Analizamos el primer disco de estas dos hermanas curtidas en la escena folk norteamericana
ANDRÉS ESTEBAN GONZALEZ
Todos convivimos con fantasmas. Su presencia espectral es el recordatorio de nuestra historia vital, de los hitos que nos han dejado huella. Y no hay nada como ser un fantasma para contar historias de fantasmas. O eso debieron pensar las hermanas Eleanor y Bonnie Whitmore durante los confinamientos provocados por la crisis sanitaria de 2020, que les obligaron, como a tantos de nosotros, a vagar por sus casas como espectros en busca de contacto. El resultado fue Ghost Stories (Red House Records, 2022), en el que rinden tributo a los amigos que ya no están.
Las Whitmore cuentan con una dilatada trayectoria musical que comenzó en su infancia tocando en el grupo familiar Daddy & The Divas con su madre, cantante de ópera, y su padre, cantante de folk, los dos ingredientes de una personalidad musical que bebe de lo académico, pero también de lo popular.
En el caso de Eleanor, con el violín como instrumento principal, el reconocimiento le ha llegado en los últimos años con The Mastersons, el proyecto que comparte con su marido Chris Masterson, con quien también ha formado parte de la banda de Steve Earle durante la última década. Además ha trabajado con artistas referentes de la americana como Shooter Jennings o Son Volt. Su hermana Bonnie cuenta con cuatro discos en solitario en su haber y se ha labrado una carrera como bajista y colaboradora de algunos de los nombres clave del folk contemporáneo como Hayes Carll, John Moreland o los propios The Mastersons.
«Las historias de fantasmas de las hermanas Whitmore nos advierten que no es aconsejable quedarse anclado en el pasado, pero a veces es inevitable volver la mirada y pasar lista»
En Ghost Stories se encuentran sonidos que evocan toda la música de raíces norteamericana. No faltan mandolinas, banjos, pedal steel o violines que nos remiten al country y otros géneros cercanos. Pero en manos de las hermanas Whitmore eso solo es un punto de partida, no de llegada, y a ese lado rural se añade un refinado sentido melódico y unas armonías vocales exquisitas. No es casualidad que la única cover del disco sea ‘On The Wings Of A Nightingale’, compuesta por Paul McCartney en los ochenta para otra pareja de hermanos, los Everly Brothers. Apoyadas por el soberbio trabajo a la guitarra de Chris Masterson y de Jamie Douglass a la batería, las voces de Eleanor y Bonnie vuelan sobre las canciones elevándolas hacia terrenos más etéreos y menos terrenales de lo acostumbrado en el género. El lado más clásico de la cultura musical de las Whitmore se hace especialmente patente en los arreglos de cuerda de Eleanor, que ejerce de puente entre la música clásica y la popular en temas como el que da título al álbum.
Los fantasmas de las Whitmore se manifiestan a lo largo de un disco que habla del duelo, de recordar a amigos que se fueron, algunos de ellos para siempre, como en ‘The Ballad of Sissy & Porter’, en recuerdo de su amigo y músico Chris Porter, en ‘Greek Tragedy’, donde celebran al malogrado Justin Townes Earle, hijo de Steve Earle y antigua pareja sentimental de Bonnie, o en ‘Friends We Leave Behind’, la primera canción compuesta para el disco y que homenajea a George Reiff, mentor musical de Bonnie y primer bajista de The Mastersons, fallecido en 2017. En ella se preguntan “The friends we leave behind, it’s what defines us. How many will there be when we’re gone?” (“Los amigos que dejamos atrás es lo que nos define. ¿Cuántos habrá cuando nos hayamos ido?”). Y es que, antes o después, todos seremos el fantasma de alguien más.
En una línea algo diferente podremos encontrar temas como ‘Big Heart Sick Mind’, animado primer single del disco, compuesta por Aaron Lee Tasjan y Erica Blinn, dos amigos de las Whitmore a quienes acudieron en busca de ritmos más bailables para aligerar el contenido del álbum. También destaca la elegante ‘Learn to fly’ inspirada en el padre de las Whitmore, que sacó adelante a su familia durante décadas trabajando como piloto de aviones. Las historias de fantasmas de las hermanas Whitmore nos advierten que no es aconsejable quedarse anclado en el pasado, pero a veces es inevitable volver la mirada y pasar lista.