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Shinova pisa el acelerador: la chispa de un futuro arrasador

La banda acaba de lanzar El Presente, un nuevo álbum que depara un futuro arrasador

ROSALÍA DEL RÍO

Una noche en Zaragoza, al día siguiente en Pamplona y el próximo destino a mil kilómetros. La carretera tiene un halo de divinidad para quien idolatra esa vida rockera, ya que no es solo un trayecto o un destino, sino el espacio donde se forjan los grandes músicos. Shinova, banda originaria de Bérriz – Vizcaya creada en 2008 por Ander Cabello (bajo) y Gabriel de la Rosa (voz), ha evolucionado desde entonces moviéndose sin descanso por la geografía española, como mandan los cánones.

Un pulso a la fama que con su séptimo álbum El Presente (2024 Warner), lanzado el pasado mes de marzo, los ha llevado a convertirse en uno de los grupos más demandados del indie rock, escena de la que son asiduos tanto de salas como de grandes festivales nacionales, y de la que se encuentran ya recogiendo éxitos tras sus primeros pinitos internacionales (recientes conciertos en Uruguay y Argentina, próximamente en México). “Ver a la gente cantando ‘Berlín’, tanto en Montevideo como en Buenos Aires, ha sido impactante y bonito. No pensábamos que llegara a ser tan instantáneo, porque la canción acababa de salir como uno de los adelantos del disco, pero la gente ya la conocía y la cantaba a pleno pulmón”, señala Gabriel. “Además, era la primera vez que sonaba en directo y en Buenos Aires… hubo una energía increíble”, apostilla Dani.

“Las bandas de rock en este país asumimos que no vamos a estar en prime time»

El Presente es un disco compuesto por 12 temas, cargado de letras poéticas con mucha energía rockera que los va a tener girando con Vibra Mahou durante los dos próximos años y promete consolidarlos como uno de los grupos indispensables de esta época. Un “Las bandas de rock en este país asumimos que no vamos a estar en prime time, aunque nos gustaría sonar desde Los 40 Principales hasta en Radio María. Nosotros tenemos claro que seguiremos haciendo buenas canciones, y tocando y haciendo carretera, como hemos hecho hasta ahora”.

Para Shinova esta nueva etapa en la que se sumergen supone un salto tanto a nivel musical como estético. En lo musical han pasado a lo largo de su historia por diferentes etapas, incluida una más metalera en sus inicios que ha ido derivando hacia el indie más popero actual. En este disco se nota en canciones como ‘Movimiento’ que “nació casi siendo un experimento, de una forma muy rápida y a la que, junto a Manuel Colmenero (productor) decidimos cambiar la base rítmica y acercarla un poquito a los sonidos más urbanos, no solo rítmicamente, sino también en cuanto a sonido. De repente, vimos que había algo ahí que no habíamos explorado y que molaba, y que es una puerta que quizá está abierta para seguir investigando en un futuro”.

Lo mismo aplicaron a ‘Nuestra postal’, canción en la que han experimentado con las voces, el tipo de vocoder (un tipo de sintetizador): “Tenemos la suerte de que los cinco somos muy abiertos musicalmente. Nos gusta picar mucho de aquí y allá. Estar muy al tanto de las cosas que se mueven, de nuevos sonidos, nuevas texturas”. Y en El Presente, prestando atención, se pueden escuchar influencias que evocan cosas urbanas, cosas más latinas.

En lo estético, han evolucionado con las visuales “hemos creado una escenografía muy chula, muy diferente de lo que hemos hecho hasta ahora, que estamos deseando enseñar”. Un diseño que ya queda patente desde la misma portada del disco y en la que han trabajado para trasladar un mensaje claro y directo: “hemos hecho un diseño simple y elegante, en línea de lo que nos ha caracterizado hasta ahora y que solo tiene un diamante que acompaña al título, lo que a simple vista te dice que lo más preciado que tenemos es el presente”. Un ahora en el que se vislumbra un futuro muy movido para la banda, con “mucho trabajo, muchas ganas de los primeros conciertos con esta nueva escenografía, de ir mejorando, de equivocarnos con el reper y ver que hay una canción que tienes que mover, etc.”

Un disco rotundo en el que no podía faltar una colaboración estelar como la que les une a Iván Ferreiro en ‘Gato Azul’, quien ha sido una influencia muy clara en la música de Shinova y que, gracias a la propuesta de Manuel Colmenero, mezcla con una letra pegadiza la profunda voz de Gabriel y la más rasgada de Iván en lo que no será para nada “una estúpida canción que suene en la radio” si no un muy coreado himno de esta gira. “La canción estaba ya, pero él lo hizo tan personal que es como si hubiera participado en la producción, porque si oyes la maqueta original y cómo cambia cuando entra la voz de Iván, es otra canción con 2 o 3 niveles por encima de lo que había, porque la hace suya. Es un tío con mucho carácter y mola, porque es lo que necesitaba esta canción”.

Shinova ha ido creciendo a pulso, sí, pero también gracias a la apuesta de festivales como Sonorama Ribera en el que este verano volverán a recalar tras haber debutado por primera vez en 2014. “Fue el primer festival que nos dio una oportunidad. El primer escaparate donde había gente que nos veía tocar, porque en ese momento no era fácil para nosotros, llevábamos como 8 años de carretera cuando pasó aquello. Sonorama tiene mucha culpa de que esta sea nuestra profesión hoy y le estamos agradecidos de por vida”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dicen estar absolutamente conscientes de lo que están viviendo con El Presente pero seguramente no están dimensionando adecuadamente el futuro prometedor que esto les depara [desde la realización de esta entrevista hasta su publicación son número uno en la lista de ventas de nuestro país, triple sold out en La Riviera para el próximo mes de noviembre, disco de oro con La Sonrisa Intacta (2022, Warner Music)…]. “Esto nos apetece mucho. Sentir que seguimos creciendo en esta gira y no nos referimos solo a público, si no a nosotros también como banda. Tenemos mucho trabajo por delante, mucho que aprender, muchas fechas. Van a ser uno o dos años muy bonitos (esperamos que sean muchos más, claro)”. Les queda -por suerte- mucha carretera por delante, pero acaban de meter la quinta hacia una nueva dimensión. Un acelerón que a nadie pilla por sorpresa.