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Son House, el padre del blues del Mississippi

La historia del bluesman que fue pionero en guitarrista dominador de la técnica del bottleneck

 

JAVIER TEJERO 

El blues es un lamento antiguo, intrigante y cautivador, un quejido de otros tiempos que sigue atrayendo a muchos oídos. Procede de los cantos de los esclavos africanos que eran explotados en el sur de Estados Unidos a principios del siglo pasado, trasladándose a los escenarios y sentando las bases de muchos otros géneros. Uno de los pioneros de aquel blues primigenio que viajaba en fundas de guitarra por los pueblos de Mississippi o Louisiana fue Son House.

 

 

Eddie James House nació en Riverton, Mississippi, una localidad cercana a la mítica Clarksdale (uno de los epicentros del nacimiento del blues). Oficialmente nació en 1902, pero hay dudas al respecto. Es común que gente de aquella época no tenga consciencia del año exacto de su nacimiento, y es posible que viniera al mundo a finales del siglo XIX, según sus propios comentarios respecto a su edad en alguna entrevista. A los ocho años se trasladó a Louisiana con su madre, y de adolescente quiso hacerse predicador bautista.

Entonces vio tocar a Willie Wilson y se vio atraído por el blues, aunque chocaba frontalmente con su dedicación a la Iglesia, ya que el blues se consideraba cercano al pecado. Finalmente pudo la pasión por la música, aunque el conflicto no lo abandonará del todo y la temática religiosa con tendencia al góspel se dejará notar en sus canciones. En la década de los 20 ya era un guitarrista dominador de la técnica del bottleneck, consistente en deslizar un cilindro metálico por las cuerdas para lograr glissandos. Su manera de tocar rítmica y contundente influirá en muchos grandes artistas posteriores, como Muddy Waters.

Trabajó tocando en Robinsonville, Mississippi, junto a otros músicos de la escena del Delta, entre los que se encontraba un joven Robert Johnson. En 1927 o 1928 es acusado de asesinato. En plena actuación recibió un balazo en una pierna y se defendió disparando a su vez y matando a su agresor. Debido a ello es condenado a 15 años en la Mississippi State Penitenciary, donde otros bluesmen darán con sus huesos. Tras revisar su caso lo liberan a los dos años.

En la década de los 30 graba para Paramount Records, y a principios de los 40 para Alan Lomax, quien catalogaría esos registros en la biblioteca del Congreso. Estas grabaciones no le reportaron fama ni dinero. En 1942 se desentendió por completo de la música y se mudó al norte del país.

 

 

En los 60, nuevos músicos desempolvaron viejas grabaciones de blues, especialmente jóvenes británicos como Eric Clapton, que querían buscar la esencia, querían encontrar la raíz. Se fijaron en Son House y acudieron a él ávidos de esa sabiduría. Ante la pregunta sobre el surgimiento del blues, el propio House contestaba que no sabría decir un punto exacto, que desde que recordaba su gente siempre cantaba en las plantaciones, en los ferrocarriles y en los trabajos que tenían que desempeñar en condiciones penosas. Para él ahí estaba el origen: en todo un territorio, toda una época, todo un pueblo.

Quisieron que volviera a los escenarios, pero había olvidado cómo tocar sus canciones y su salud estaba muy desmejorada. Logró recuperar memoria y práctica, en parte gracias a Alan Wilson, joven guitarrista de Canned Heat, quien se ocupó personalmente de practicar con él. Llegó a realizar una pequeña gira por Estados Unidos en plena fiebre revival del blues e incluso en Europa, junto a Skip James y Bukka White. En 1974 se retiró definitivamente de la música debido a su menguada salud.

En sus canciones encontramos dolor, fatalismo y religión. Dolor por las duras condiciones en las que vivían los negros en aquellos territorios; fatalismo proveniente de su experiencia de violencia y prisión; y un fuerte componente religioso que queda de manifiesto por ejemplo en su canción John the Revelator, donde declama rítmicamente acompañado tan sólo de percusiones corporales, blues áspero y auténtico que emana de lo más profundo. Su voz honda y potente nos habla directamente de una tierra y una época donde la vida era terrible según el color de tu piel, donde los caminos polvorientos y las interminables plantaciones forjan el carácter de una gente hecha al sufrimiento, una gente que busca redención con sus cánticos.