THE AVETT BROTHERS: SÍ, QUIERO
I and love and you o todo lo que hay que saber sobre el amor en 50 minutos
MARTA GONZÁLEZ
Enfundados en trajes de rayas, con corbata y bigote, parece que The Avett Brothers vinieran directamente de los años 60. Con expresión seria, los propios hermanos Scott y Seth Avett, Bob Crawford (contrabajo, violín) y Joe Kwon (violonchelo) siembran folk rock y americana en una pantalla que se vuelve color sepia en pleno siglo XXI.
En septiembre de 2009, producido por Rick Rubin y bajo el sello American Recordings, llegó su sexto trabajo: I and love and you. Como son hijos de internet, habían dedicado aquel otoño a lanzar píldoras en forma de vídeos cortos con clips de conciertos y entrevistas. Creando expectación en tiempos millennials. Aunque saben jugar en el tablero de la música, los Avett tiñen su turno en la partida de una honestidad arrolladora. A primera vista parece que están hablando del tan manido amor romántico de siempre, pero sus canciones asoman entre todo el resto del montón porque te miran a la cara y te señalan con el dedo.
Abre el disco “I and love and you” que en piano que nos pasea por Brooklyn. Queriendo dar un rodeo porque precisamente hay te quieros que no son fáciles de decir. Empiezan el disco con las manos temblorosas pero decididos a ser valientes.
Van desgranando todo lo que supone amar, más allá de miradas de ojos brillantes, acompañando por fin las teclas del piano por cuerdas que dan ritmo a la amistad leal. En “The Perfect Space” sentencian: “Quiero tener amigos en los que pueda confiar/ Que me quieran por el hombre en el que me he convertido, no el hombre que fui”. Construirse y rodearse de gente que sepa apreciar esa arquitectura, sin juzgar los desconchones.
Al compás de “Kick drum heart” alivian un poco el peso y la seriedad, arrancan una micra de intensidad a la atmósfera que estaban creando. Las baquetas rompen la planicie en la que se sume el disco hasta ese momento. La batería marca el latido y Seth Avett responde al piano en cada estribillo. Un soplo de baile en mitad de toda esta reflexión sobre el amor.
Dejándose llevar por el ritmo, la segunda mitad de este trabajo transcurre entre las cuerdas de temas como “Tin Man”. Reza la canción: “Estoy tan desgastado como una piedra / Me mantengo estable como puedo /Veo dolor pero no lo siento / Soy como el viejo hombre de hojalata”.
Guitarras decididas a salir de la apatía, a ser más de piel que de chatarra, sin volver al dolor del piano.
La representación de un oleo de la portada, del propio Scott Avett, nos muestra en una mirada esquiva todas las lecciones que hay dentro del disco. El rostro de una mujer madura que entre la sombra se inclina hacia el único foco de luz. Parece que sus ojos han comprendido todo el amor del que The Avett Brothers hablan en el disco. A pesar de que la oscuridad inunda la escena, la luz sigue siendo protagonista. Incluso en los pianos tristes, hay cuerdas que vibran rebeldes.