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THE GLOVE: Cuando Robert encontró a Steven

El experimento azul que fusionó los espíritus de The Cure y Siouxsie And The Banshees

 

MÓNICA RAMÍREZ RODRÍGUEZ

Tratemos de situarnos: principios de los años 80. Mientras nuestro país estaba ya pensando en el mundial de fútbol, The Cure acababa de publicar su cuarto álbum de estudio, Pornography (Fiction/Polydor 1982). Este hecho había dejado a su líder, Robert Smith, exhausto por defender ese trabajo poco apreciado por la crítica y que tanto le había costado en lo personal, hasta el punto de perder amistades por estar absolutamente absorto en su creación.

Fue en ese entreacto hasta el siguiente álbum de The Cure que Robert fue amablemente tentado por un viejo colega, Steven Severin, bajista de otra banda que se estaba afianzando en su camino, Siouxsie and the Banshees. Los londinenses también habían estrenado disco en ese año, A Kiss in the Dreamhouse (Polydor/Geffen/Warner Bros,1982) que, al contrario que sus coetáneos, sí lograron el éxito comercial y de critica esperado con este quinto trabajo.

Para este experimento, se hicieron acompañar por el baterista Andy Anderson, que posteriormente se juntaría con The Cure, y el teclista Martin McCarrick, que se uniría a la banda Siouxsie And The Banshees. Como el contrato de Robert no le permitía cantar para otros proyectos, contaron con la voz inexperta pero sorprendentemente eficaz de Jeanette Landray, por entonces pareja del baterista de los Banshees.

Ella relata de la siguiente manera esta experiencia musical:

“Necesitaban sacar su creatividad de otra manera. Habían estado escribiendo el álbum Glove juntos durante bastante tiempo y sabían muy bien lo que querían. Estaban muy seguros de ello. Yo era buena amiga de Steven, y le pregunté si podía cantar para el disco, y él dijo ‘¡no puedes cantar!’ Le respondí, ‘¿por?’”.

Durante la grabación del disco, Jeanette admite que se tomaban una gran cantidad de drogas y se reproducían películas de serie B en todo momento, las cuales sirvieron como inspiración durante las sesiones. “La única película que puedo recordar es Barbarella”, afirma Landray, pero se puede suponer que durante la neblina también vieron Blue Sunshine, una película de zombis de 1976 sobre cepas experimentales de LSD y sus efectos secundarios. El título, utilizado directamente para el disco, resume el caos juguetón y enloquecedor del sonido y la creación de Blue Sunshine (Wonderland Records/Polydor,1983). Las referencias fílmicas no terminan ahí, dado que el nombre The Glove proviene del personaje homónimo de la película de The Beatles Yellow Submarine, donde dicho guante enorme es al mismo tiempo de color azul, color que da título al disco. ¿Casualidad?

Cuentan que solamente necesitaron 3 días para componer las 10 canciones que forman parte del único álbum original de este grupo, una pieza tan extraña como sublime de tecnopop psicodélico y una pizca de afterpunk, en auge en la época.

‘Like An Animal’ echa a rodar el disco. Frenética y delirante, con la voz casi fantasmal de Landray. Su ritmo compenetradísimo de guitarra, bajo y batería hacen que comience el movimiento de pies al más puro estilo 80’s.

A continuación, la experiencia sigue con ‘Looking Glass Girl’, en la que sobresale la guitarra acústica de Robert y ese constante tintineo de percusión que hace que el tema nos sumerja en una espiral relajante e hipnótica de 5 minutos. En ‘Sex-Eye-Make-Up’ es donde Landray reluce al máximo, mostrando su amplio registro vocal y su tono sensual, que en esta canción sabe explotar.

Suenan entonces los violines de ‘Mr. Alphabet says’ con la voz de Robert al mando, saltándose un poquito las normas como buen chico rebelde que es y ha sido siempre. Efectivamente, se pueden cerrar los ojos y sentir que se está escuchando cualquier disco de The Cure. Parece que el Sr. Smith no pudo desprenderse del todo de su criatura predilecta.

Aterrizamos así en ese rato de “tiempo libre” que se suele dar en todos los viajes. La instrumental ‘A Blues In Drag’ sirve de transición hacia el bloque final al que da paso ‘Punish Me With Kisses’, la gran balada, pelín empalagosa, a la moda de aquellos tiempos.

‘This Green City’ y ‘Orgy’ solamente sirven de puente hasta que de nuevo nos topamos con la voz de Robert en ‘Perfect Murder’. Tal vez por los efectos espaciales de los sintetizadores o el sonido de xilófono que se va introduciendo, recuerda a la atmósfera Depeche Mode del Construction Time Again (Sire/Mute, 1983) o incluso del Some Great Reward (Sire/Mute, 1984).

El punto final lo pone ‘Relax’, una mezcla de sonidos inconexos y una base de guitarra que de relajante no tiene mucho, llevando la contraria al título. Más adelante, en el año 2006, Blue Sunshine se reeditó en una versión deluxe que añadía varios temas inéditos y un disco extra con todas las canciones cantadas por Robert Smith.

Si bien es un proyecto que hoy prácticamente nadie recuerda, lo cierto es que tuvo una gran repercusión en lo que sería el sonido de The Cure en el futuro, tanto es así que muchos de los temas podrían haberse incluido en cualquier LP posterior de la banda y a nadie le habría extrañado. En definitiva, hay que escuchar el efímero legado de The Glove sin prejuicios y con la mirada y oídos de los años 80, para poder apreciar esta perla escondida que de vez en cuando alguien rescata del olvido, quizás en alguna conversación con un gran fan de estos músicos de pelo alborotado. Permanecerá la incógnita de hacia dónde los hubiera llevado a Robert y Steven este camino de haberlo continuado.