El trazo de Billie Holiday
“De los árboles del sur cuelga una fruta extraña
sangre en la hoja y sangre en la raíz
cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña”
ANA VALVERDE
Y así como si descendiéramos al mismísimo Corazón de las tinieblas de Conrad, atravesamos el humo y el perfume barato para oírla. No la oyes cantar, la escuchas cantar, porque lo que Lady Jazz susurra a través del micro es una historia. Un triste cuento que narra una vida rota con el atractivo verdadero que solo provoca aquel que ha sobrevivido. Malhablada, ex presidiaria y prostituta es la mujer que quiero en mi salón toda la tarde.
SOBREVIVIENDO
Sobre su vida, Billie solía mentir (y mucho) aunque creo, que eso, es un derecho que se ha ganado a pulso. De ahí que su madre, en el momento de tenerla, oscile entre los 13 y los 19, y su padre, haya estado más o menos presente. Hay miles de relatos que vician o censuran su vida por lo que es muy difícil hablar de ella de forma segura. Lo que sí está claro es que fue una vida dura. Hija precoz de una familia desestructurada, fue abusada en varias ocasiones y la hambruna y la segregación racial la acompañaron hasta el fin de sus días. Y por si eso fuera poco, la apodaron Bill, porque de niña parecía un chico. Menos mal que ella supo darle la vuelta a todo , incluso a su nombre.
GRACIAS A DIOS
La pequeña Eleonora Flanagan (nombre autentico) crecería entre guerras, a cargo de una madre que no podía ocuparse de ella. Con estas circunstancias y tras la denuncia de su violación, la pequeña Billie fue internada en un reformatorio católico donde, a parte de limpiar su alma, aprende la única formación musical que recibirá en su vida.
LAS NOCHES ROJAS DE HARLEM
Durante el camino de la penitenciaria al burdel, Holiday encuentra la entrada a lo que sería su brillante carrera. En un oscuro cabaret de Harlem, el vestido cae y los oídos se abren: Pasaba por allí John Hammond, consumado cazatalentos de Columbia. La suerte cambia de color y en 1933 graba el disco que la posiciona como diosa del jazz: Your Mother’s Son-in-Law. Por fin, ha llegado.
POR LA OTRA PUERTA
Aun ostentando el título de estrella, no podía usar ascensores ni entrar por la puerta principal de los locales que llenaba. Mezclarse no estaba permitido, pero entrar a hurtadillas por la puerta de servicio no la paró. Una vez ensalzada en el escenario, aprovechaba y denunciaba el racismo (Strange Fruit) o la violencia machista.(My Man), que por entonces ni se pronunciaba y de la que fue víctima con sus tres parejas.
PERRA VIDA
Al final, los abusos, las vejaciones y la drogadicción hicieron mella. Lady Satin murió estafada y sola. Bueno sola no, dejo este mundo custodiada por su amigo más fiel, un perro llamado Mister. Ese bóxer hizo por ella lo que su época no supo hacer, quererla. La vida apretó bien fuerte la garganta de Billie, pero no lo suficiente. De modo que, no dejemos que esta retorcida crónica nos amargue. La desfavorecida Eleonora Flanagan nos ha hecho el favor que solo las madres amantes saben hacer; llenar el frio mundo de cosas bonitas.