TWANGUERO COMPONE EL MAPA MUSICAL DE LOS ÁNGELES
El guitarrista valenciano despide la gira española de Panamerica el 6 de febrero en el Café Berlín
ANTONIO GOMARIZ
A Diego García, musicalmente conocido como Twanguero, nunca le han gustado las mentes cerradas y su trayectoria es una prueba fehaciente de ello. Con apenas seis años ya estudiaba en el Conservatorio de Valencia, con 13 formó su primera banda de rock y con 39 se estableció en Los Ángeles, cuna de la guitarra eléctrica, después de varios años de periplo por Argentina y México empapándose de los sonidos del folclore y el rock latinoamericano. Por encima de cualquier etiqueta, Twanguero se considera músico: “Siempre me he sentido atraído por el desenfado del rock primigenio. De adolescente, recuerdo ver la actitud de Keith Richards o Mick Jagger y decir que eso era lo que yo quería ser. Esa rebeldía rockera me gusta y creo que no la he perdido, pero yo soy músico y me debo más a la disciplina y al respeto por el instrumento que a una pose”.
Precisamente, esa pasión reverencial por su instrumento fue lo que le llevó a instalarse en Los Ángeles para descubrir “el lugar del mundo donde mejor suenan las guitarras eléctricas”. “Yo nunca tuve ningún sueño americano, ni me fui con las ganas de ser famoso, sino que llegué allí porque la guitarra eléctrica nació en California. El rock and roll lo inventó Leo Fender, no Chuck Berry ni Elvis”, afirma Twanguero. “Yo soy un músico friki y quería aprender de la ingeniería de sonido de los estudios de Los Ángeles, los buenos amplificadores y la experiencia guitarrera que me podía ofrecer esta ciudad. Si hubiera llegado con 20 años, quizás hubiera tenido muchos pájaros en la cabeza, pero casi con 40 años tenía más o menos claro lo que quería buscar y lo que quería investigar”.
“La comunión entre el artista, la obra de arte y el público no debería estar limitada por el lenguaje verbal para nada”
Además, tal y como cuenta el guitarrista al revivir su experiencia, “Los Ángeles es la ciudad del postureo… pero el postureo dura cinco minutos porque Estados Unidos te pone en tu sitio”. Una ciudad en la que “hasta los más top tienen que remar desde abajo cada vez que sacan un disco” y en la que para sobrevivir tienes que llevar un manta grabado a fuego en la mente: “siempre vas a ser un currante de la música”. De la admiración hacia la que Twanguero considera “la mejor ciudad para la música” nace la inspiración de Panamerica (Cosmica Artists, 2024), su séptimo álbum de estudio, que vio la luz el pasado septiembre, y cuya gira de presentación española cierra el 6 de febrero en el madrileño Café Berlín en un concierto íntimo en formato solo.
“Panamérica es el nombre de un barco que compre antes de la pandemia, es donde vivo anclado en una marina de Los Angeles mirando al Pacífico y es donde tengo mi estudio de grabación. El disco está compuesto desde cero en el barco y representa el mapa musical de la ciudad donde vivo, una ciudad que contiene todas las música del continente, e incluso del mundo”, cuenta. El resultado es un disco que combina la guitarra eléctrica y el legado del rock ‘n roll norteamericano con influencias de bolero, cumbia, tejano, ranchera y rumba basadas en la guitarra clásica de América Latina, mezclado con toques de música hawaiana, surf y country.
Como ha sido una constante en la trayectoria de Diego García, su guitarra se torna vibrante, expresiva y evocadora sin necesidad de palabra alguna. “La comunión entre el artista, la obra de arte y el público no debería estar limitada por el lenguaje verbal para nada”, explica. “De hecho, para mí el lenguaje verbal es el menos comunicativo que existe y el que más barreras nos pone. La música solamente con sonidos nos da mucho pie a la abstracción”. Todo enfocado en ese momento innegociable en el que confluye el trabajo de muchos años, las emociones se potencian y la expresividad de la guitarra de Twanguero alcanza el siguiente nivel: el directo. “Nosotros o lo tocamos todo nosotros o no lo hacemos, porque creo que esa es nuestra última bala. Esté enfermo con fiebre o súper cansado, vamos a tocar en directo porque es ahí donde realmente se completa el círculo. Es nuestro fuerte y donde realmente nos hemos curtido porque ensayamos y porque llevamos toda la vida en esto”, cuenta Diego.
Volver a casa, reencontrarse con su gente, su tierra, la comida o el idioma siempre es especial para el valenciano, y todavía lo es más hacerlo con nueva música, pero si algo tiene claro después de más de media vida en la carretera y en contacto con culturas tan diferentes es que “el hogar está donde está tu pasión y donde puedes hacer lo que más te gusta y vivir de ello”. Porque la historia de un músico español de rockabilly fascinado por la cultura y la música latinoamericana no es exclusiva de Diego García. Una circunstancia que no pasó desapercibida a Javier Macipe, director de La Estrella Azul, quien consideró a Twanguero como uno de los posibles candidatos para dar vida a Mauricio Aznar en la gran pantalla: “Me llamaron para ver si podía hacer una prueba, pero justo estaba a punto de empezar una gira grande y les dije que no”, recuerda Twanguero. “Yo coincidí con Mauricio y le conocí en un concierto que dio con Más Birras aquí en Valencia cuando yo tocaba con Rock’n’Bordes y luego me enteré de que se había ido a Argentina. Aunque yo no llegué tan lejos porque fui a aprender, pero siempre he tocado mi estilo. En cambio, creo que Mauricio Aznar se metió muchísimo más. Él se fue con una mano delante y otra detrás y lo suyo fue una inversión profunda en la música argentina. De hecho, he escuchado sus grabaciones y me gustaron muchísimo. Sonaba argentino”.
Con ‘Panamerica’, Twanguero culmina otra etapa fruto de una larga trayectoria dedicada al aprendizaje y a la investigación. Desde niño siempre le fascinaron los sonidos de la naturaleza y que soñaba con hacer un disco acerca de los árboles y terminó grabando un disco aislado de todo en mitad de la jungla de Costa Rica. Del adolescente fascinado por la creación de Leo Fender que ha conseguido captar la esencia de la música de Los Ángeles, ‘Panamérica’ reafirma al guitarrista valenciano en la convicción sobre el camino recorrido: La vida me ofreció diferentes caminos, sobre todo de aprendizaje, y creo que me hubiera perdido un montón de cosas si me hubiera quedado aquí. Tengo muy claro que no todo es cuestión de números. Parece que si no llenas estadios, no puedes ya ni siquiera ser músico, y así de crueles somos a veces con nosotros mismos, pero no hace falta ser McCartney para dedicarte a la música. Mi camino es la investigación, ir sacando los mejores discos que pueda y tratar, sobre todo, de llevarlo al directo. Para mí, lo determinante para triunfar es hacer algo en lo que tenga convicción y que a nivel artístico me salga natural, y yo siempre he sentido que la guitarra es la vía más natural a través de la cual yo puedo expresarme. Resulta prácticamente imposible tratar de adivinar cuál puede ser la próxima parada en el camino de Twanguero. ¿Las únicas certezas? Que será con la guitarra como su fiel acompañante y que será otra enriquecedora aventura musical.