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Wilco llega a Aranda de Duero: ¿Qué hace un «guiri» cómo tú en un sitio como este?

Sonorama Ribera es una cita de referencia para la escena nacional, pero muchos artistas internacionales han formado parte de sus carteles

 

MARÍA JOSÉ SERRANO BENÍTEZ / ANDRÉS ESTEBAN GONZÁLEZ

La música, como la vida, se abre camino. Incluso en un festival de marcado acento español como Sonorama Ribera 2023 hay sitio para grupos internacionales. Para atraer el talento extranjero solo hay que tener una estrategia y contar con una buena agencia de comunicación. Y vino, mucho vino.

Aunque la popularidad de esta cita veraniega no ha dejado de crecer desde sus inicios, la organización no ha descuidado su sello distintivo: una acogida familiar y una experiencia que va más allá de lo meramente musical para abrazar lo local y gastronómico sin olvidar el ingenio de la organización para la contratación de bandas. Rebeca Ruano, responsable de comunicación del festival, describe este proceso: “Nosotros buscamos siempre joyitas que coincidan un poco con el espíritu del festival y que además no sean tan fáciles de ver en grandes giras por España.” 

Tras una primera negociación a través de agencia, entra en escena la curiosa táctica de informarse acerca de las aficiones y gustos de los músicos, tal y comenta Ruano: “Si les gusta el vino y el buen comer, nuestro director, Javier Ajenjo, entra en contacto con ellos, vamos a verles al lugar en el que residen y les llevamos vino”. La organización les explica así a los artistas qué tiene de especial el festival y les programa agendas alternativas para que disfruten de la comarca y de su gastronomía. “Les hacemos formar parte de esta familia tan particular que es Sonorama Ribera y, de esa manera, todo es más sencillo, ellos se sienten en un entorno muy seguro, en su casa, y es más fácil que lo disfruten y lo vivan como algo único”, añade Rebeca. Ese espíritu acogedor es el responsable de algunas de las anécdotas más singulares de su historia. “Tuvimos a Belle & Sebastian, que son alucinantes. Vinieron hasta con sus abuelas, fue una excursión familiar a lo grande, se lo pasaron súper bien”, recuerda Ruano.

 

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Aunque el prestigio de Sonorama Ribera no se fundamenta en los artistas internacionales, muchos de sus conciertos han acabado por formar parte de la memoria sentimental del festival. “Travis dio un concierto multitudinario pero muy íntimo, de recordar tiempos pasados y de ponerse romántico y embelesado”. También de artistas latinos de renombre, como Nathy Peluso, de quien Ruano asegura recordar un concierto “memorable y maravilloso”, o Calle 13. “El espíritu de ese concierto fue genial, de convivencia reivindicativa y lanzar proclamas, porque bailando se puede hacer un mundo mejor”, explica. 

En la edición de 2023, Wilco es la gran atracción internacional. La banda de Chicago se encargará el sábado 12 de agosto de inundar Aranda de Duero del rock preciosista de inspiración country que les define. Además, el festival volverá a contar con el escenario Charco, por donde pasarán multitud de artistas latinoamericanos como los argentinos Las Ligas Menores o la mexicana Vanessa Zamora

 De cara al futuro, la organización mantiene los pies en la tierra. Los primeros espadas del rock internacional serían sin duda un buen reclamo, pero son realistas. “Buscamos algo que tenga que ver con la apuesta por el talento, las grandes trayectorias y que guste a nuestro público”, aclara Ruano, que también revela el gran sueño frustrado para el equipo del festival. “Nos quedamos con la espinita clavada de que estuviera con nosotros Franco Battiato. Lo intentamos, él estaba enfermo y ya no podía venir. Y es algo que nunca vamos a superar”, reconoce. 

 Uno de los principales retos a los que se enfrenta el festival cada año es confeccionar el mejor cartel posible sin perder de vista las características de su sede: “Nuestro objetivo no es ser un reclamo solamente por el cartel, sino ser una experiencia que cualquiera que venga por primera vez quiera repetir”. Para ello, la organización invierte la mayor parte de los beneficios en que haya “más servicios, mejor seguridad, en que el camping tenga unas condiciones todavía mejores, en poner autobuses lanzadera”. La imposibilidad del crecimiento masivo del festival debido a su emplazamiento rural podría percibirse como un obstáculo para su ampliación y desarrollo económico. Sin embargo, se ha convertido en una singularidad que afianza el atractivo de este encuentro musical. Este festival ha demostrado ser una de las citas musicales ineludibles en el panorama español, capaz de obrar milagros fuera y dentro de su cartel. Porque, en ocasiones, Sonorama Ribera tiene incluso la habilidad de convertir la música en vino.