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Willis Conover, la voz del jazz alrededor del mundo

Descubrimos a Willis Conover, difusor del jazz desde las ondas radiofónicas en tiempos de Duke Ellington o Billie Holiday

 

PABLO CALVACHE

Se atribuye al saxofonista Ahmad Alaadeen la frase “El Jazz no pertenece a una raza o una cultura, es un regalo que América ha entregado al mundo.” Un regalo de vuelta que desde el corazón de Luisiana decenas de personas comenzaron a fabricar a principios del siglo XX juntando influencias de otros continentes y culturas. Un regalo que no se habría podido entregar sin la concurrencia de tres factores: una propiedad física, una ambición geopolítica y un personaje excepcional.

La radio ha jugado un papel crucial en la divulgación de la música. Fundamenta su funcionamiento en ondas electromagnéticas. Ondas que, durante su transmisión, van perdiendo energía debido a la interacción con el medio en que se propagan hasta no poder ser convertidas por ningún aparato receptor. Esto limitaba el alcance de las emisoras de radio y generó la necesidad de utilizar repetidores que regenerasen la señal. Pero, ¿y si no pudiesen construirse dichos repetidores? (para salvar el océano Atlántico, por ejemplo). A primeros del siglo XX se encontró una propiedad que cambió las comunicaciones inalámbricas para siempre: una capa de la atmósfera llamada ionosfera presentaba la cualidad de reflejar las ondas electromagnéticas si estas no superaban una determinada longitud, la llamada onda corta. El cielo podía actuar como un espejo rebotando las señales y devolviéndolas a la tierra a cientos de kilómetros de distancia. Por primera vez se podía llevar una señal de radio a través de océanos, a territorios inexplorados.

Voice of America (VOA) fue una emisora de radio internacional creada por los Estados Unidos con el objetivo de llevar a audiencias no estadounidenses los valores del modelo de sociedad norteamericana. Muchos resumirían esto en “propaganda gubernamental”. El estallido de la Segunda Guerra Mundial y la posterior división en bloques durante La Guerra Fría potenciaron la labor de la VOA como elemento divulgador de los valores del bloque capitalista y de los intereses americanos en particular. En zonas como Europa del Este o el interior de la Unión Soviética especialmente. Regiones solo accesibles desde América en aquellos momentos… efectivamente, mediante la onda corta. Dentro de la parrilla de contenidos que presentaba la VOA había un espacio dedicado al jazz. Y este espacio fue liderado durante casi toda su existencia por una voz, la de Willis Conover.

Willis Clark Connover, Jr. nació el 18 de diciembre de 1920 en Buffalo, New York. En su época de estudiante entró a formar parte del personal a cargo de la emisora del campus (en el Salisbury State Teachers College) para pasar poco después a la WTBO, donde entró en contacto con el jazz y en particular con la música de Duke Ellington, que se convertirá a la postre en su gran referencia y de quien acabará escogiendo un tema como entradilla de su programa en la VOA. Llamado a filas en el 42 fue a raíz de una selección de temas pinchando en una fiesta que acaba entrando en la WWDC, primero de forma parcial e íntegramente tras su licencia. Comienza entonces una actividad paralela como promotor de conciertos de jazz y su rol le lleva incluso a entrevistar a su ídolo, con cuya banda acaba pasando dos semanas de gira a finales de los 40s, justo cuando comenzaba sus colaboraciones con VOA.

En apenas 5 años, Conover se convirtió en una referencia dentro del mundillo del jazz. Sus contactos fueron extendiéndose entre los principales intérpretes hasta el punto de conseguir a partir de 1955 entrevistar en su programa a la crema del sector: Duke Ellington, Billie Holiday, Stan Getz, Stan Kenton, Benny Goodman, Art Tatum o Dave Brubeck.

Connover fue además, como promotor de conciertos, un convencido integracionista (de la estirpe de coetáneos como Johnny Otis), entendiendo que la música estaba por encima de las razas e imponiendo en sus conciertos como única norma de acceso que la persona estuviese decentemente vestida, independientemente del color de su piel.

Conocedor de la cobertura geográfica de la VOA aplicó siempre a su voz un ritmo pausado, una dicción clara y una estructura sencilla. Elementos que facilitaron el acceso a su programa por miles de personas con un nivel de inglés lejos de lo académico. Fue por muchos reconocido, tras el telón de acero, como su primer y principal maestro de inglés.

Visitó en varias ocasiones los países de Europa del este, donde fue recibido como una gran personalidad del mundo de la cultura, lejos del desconocimiento que sus compatriotas tuvieron del que fue quien, convirtiendo la frase de Ahmad Alaadeen, entregó al mundo un regalo de América, el Jazz.